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El punto de vista de Dios

Normalmente, un ministerio de un año y medio se consideraría terriblemente corto. Pero para San Pablo fue una gran inversión de tiempo y demostró un campo misionero que fue inusualmente productivo. Pablo era un viajero rápido y plantador; dejó que otros hicieran la enseñanza y la cosecha a largo plazo.

Había encontrado una severa hostilidad al principio en Corinto, y podría haberse ido temprano si no fuera por esta asombrosa revelación que se le dio en una visión nocturna: "Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión: «No tengas miedo; sigue hablando y no te calles, pues estoy contigo. Aunque te ataquen, no voy a dejar que nadie te haga daño, porque tengo mucha gente en esta ciudad». Así que Pablo se quedó allí un año y medio, enseñando entre el pueblo la palabra de Dios” (Hechos 18:9-11).

Imagínate eso: Dios puede ver un gran potencial en cierto lugar y anticipar correctamente la apertura al Evangelio. Nunca sabemos de antemano dónde hacer un trabajo misionero y de evangelización efectivo porque nuestro punto de vista está muy nublado. A diferencia de Dios, no podemos leer las mentes y los corazones. Pero el punto de vista de Dios detecta los movimientos y las aperturas de las personas, y dirige los recursos humanos hacia donde se necesitan.

Señor, muéstranos hoy dónde están las oportunidades. Cuando veas un lugar donde tienes muchos futuros creyentes, muévenos a estar allí.