Ve y DileMuestra

Un romano y un judío

Las naciones ocupadas siempre han odiado a sus invasores, y los ocupantes generalmente han despreciado a sus pueblos sometidos. Solo con crueldad deliberada pueden los invasores mantener bajo control las partes exteriores de su imperio.

Los judíos odiaban a sus ocupantes romanos, no solo por su presencia militar y sus altos impuestos, sino también por su religión pagana. Los romanos despreciaban a los judíos como bárbaros incivilizados. Hasta que un día. . . "Vivía en Cesarea un centurión llamado Cornelio, del regimiento conocido como el Italiano " (Hechos 10:1). Este asombroso capítulo cuenta una de las historias de cómo el Evangelio estaba saliendo de su cultura judía de primera generación a el más amplio mundo mediterráneo.

Cornelio es mi héroe. El poder del Espíritu lo llevó a superar su esnobismo cultural y superioridad y ver en Pedro, un humilde pescador judío, a su hermano en la fe. En presencia de sus familiares y amigos cercanos, el oficial militar italiano permitió que el campesino sin educación le enseñara acerca de Dios como si fuera un niño. Y le encantó.

En ese día mágico, el reino de Dios dio un salto significativo hacia adelante en el apasionado plan de Dios para llevar las Buenas Nuevas de un Salvador de su patria judía a los confines de la tierra. Tú y yo hoy todavía estamos disfrutando de las ondas de energía de esa explosión evangelística.

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