Te necesito, SeñorMuestra

Me han engañado

Si logras mantenerte con vida durante un período de tiempo prolongado, se habrán aprovechado de ti, probablemente numerosas veces. Tal vez fuiste engañado por un padre en tu casa. Tal vez un amigo te engañó para que hicieras un préstamo que nunca fue pagado. Tal vez fuiste establecido como un cordero sacrificado en algo que salió mal en el trabajo. Tal vez estés injustamente excluido y alejado de los miembros de la familia.

El rey David, cuando era solo el futuro rey, no representaba ninguna amenaza para el rey actual, Saúl. Nunca levantó una mano contra él, nunca despertó una rebelión contra él. Pero Saúl era tan inseguro y paranoico que dirigió repetidos ataques violentos contra el joven. David sintió profundamente la injusticia: "Son más los que me odian sin motivo, que los cabellos de mi cabeza. Son muy poderosos mis enemigos, los que sin razón quieren destruirme. ¿Acaso he de pagar lo que no he robado?" (Salmo 69:4).

¿Es de extrañar que el camino de nuestro Salvador Jesús también pasara a través del odio injusto? Las palabras de David fueron proféticas para Él, incluso citadas en el Evangelio de Juan en el aposento alto la noche del Jueves Santo. También son proféticas para nosotros. Todos los que siguen a Cristo pueden esperar experimentar las mismas injusticias y hostilidad que Él.

No temas. No hay nada que te quiten en esta vida que Dios no pueda y no te restaurará cien veces en la próxima.