Te necesito, SeñorMuestra

Estoy solo

Se podría pensar que con una población mundial de más de 7.400 millones sería bastante difícil estar solo en este planeta. Podrías pensar que hay un ejército de amigos potenciales como tú listos, dispuestos y capaces de ser parte de tu vida. Se podría pensar que la nueva tecnología digital insana aseguraría que nadie fuera ignorado o descuidado, que las relaciones ahora son tan fáciles de establecer que nadie en ningún lugar podría sentirse solo. Podrías pensar todas esas cosas, pero estarías equivocado.

La verdad es que puedes sentirte intensamente solo incluso en una gran ciudad, incluso dentro de una familia: "Mírame, y ten compasión de mí, pues me encuentro solo y oprimido. Crece en mi corazón la angustia; ¡líbrame de esta congoja!" (Salmo 25:16-17) (¿David solo? ¿En serio?) ¿Cómo es posible? Un sentimiento de aislamiento, incluso cuando estás en un grupo, proviene del miedo, el miedo al rechazo y la burla, la suposición de que nadie podría entender o empatizar con lo que está sucediendo en tu vida.

Viene de repetidas decepciones, de ser decepcionado, de críticas frecuentes, de rara vez escuchar las palabras mágicas: "Te amo". "Lo hiciste bien". "Te aprecio". Viene de la baja autoestima: si no me gusto, ¿por qué debería gustarle a alguien más? El mejor sentimiento de conexión se basa en la conexión máxima: el amor incondicional de nuestro amoroso Padre celestial: "Podrían mi padre y mi madre abandonarme, pero tú, Señor, me recogerás" (Salmo 27:10).

¿Tienes alguna idea de lo valioso y hermoso que Dios piensa que eres?