Cuando no sabes qué orarMuestra

Cuando sientas temor del futuro

Señor Dios, hoy vengo ante ti porque estoy confundido y temeroso en cuanto al futuro. Las cosas que han sucedido me han hecho cuestionar el camino que tengo delante de mí. Pero, Padre, estoy muy agradecido porque gobiernas todas las cosas desde el cielo. Eres santo y excelso, sabio y bueno en todo lo que haces. Sé que, aunque desde mi perspectiva los días por venir parezcan oscuros, has previsto el futuro y conoces el camino que debo tomar. Gracias por tu plan maravilloso para mi vida, y porque incluso los contratiempos que encuentre no pueden detener lo que te hayas propuesto para mí. Más bien, esos contratiempos sirven a tu plan de alguna manera importante.

Señor, estoy agradecido de que mi futuro se origina y se encuentra en tu trono. Sé que hablas y haces un camino para mí. Tú ordenas, y las puertas se abren de tal manera que nadie puede cerrarlas. Ayúdame a escucharte de una manera reflexiva, activa, sumisa, expectante y paciente. Cuando no pueda escuchar tu voz, dame la resistencia necesaria para seguir buscándote a ti y tu voluntad. Te reconozco como mi Señor en todas las cosas; guíame y endereza mi camino.

Señor Jesús, gracias por todo lo que haces por mí. Te doy gracias por mi pan de cada día y porque te ocupas de todas mis necesidades, incluso de las que pudieran parecer insatisfechas en este momento. Gracias por perdonar mis pecados y ayudarme a perdonar a quienes me hirieron. Gracias por ayudarme a combatir y escapar de la tentación para que pueda vivir en santidad. Gracias por liberarme del mal y de la esclavitud del pecado.

Padre, que tu Evangelio sea predicado por toda la Tierra, y que la gente reconozca que eres el Rey de reyes y el Señor de señores. Que toda rodilla se doble ante ti, y que toda lengua confiese que Jesús es el Señor. Que se haga tu voluntad, así en la Tierra como en el cielo, en especial en mi vida y a través de ella. Continúa mostrándome cómo puedo unirme a ti en tus propósitos y ser un miembro vivo, activo y productivo del Cuerpo de Cristo.

Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por siempre, Señor Jesús. Tú eres mi Salvador, Autoridad, Defensor y Gran Proveedor. Por ti, puedo mirar hacia el futuro con alegría, esperanza y expectativa, sabiendo que me guías de manera perfecta, y que eres digno de todo mi respeto, adoración, obediencia y veneración. Gracias por guiarme a una vida de plenitud. A ti sea toda la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos.

Oro en el nombre del Señor Jesús. Amén.