Cuando no sabes qué orarMuestra

Cuando sientas el llamado a servir

Padre, cuánto te agradezco que me hayas salvado, santificado y capacitado para ser una bendición para ti y los demás. Me has dado dones espirituales y talentos que deben ser usados en tu servicio para edificar a otros. Señor Dios, me someto a ti y pongo todo lo que soy en el altar para tu uso. Que mi servicio a ti se convierta en un acto espiritual de adoración, exaltándote por lo que eres.

Padre, no conozco todas las maneras en las que deseas obrar a través de mí. Por eso, Señor, te pido que me reveles cómo puedo servirte mejor a ti y a tu pueblo. Dame discernimiento para saber cuáles oportunidades vienen en verdad de ti. Ayúdame a unirme con Cuerpo de Cristo, y dame sabiduría en cuanto a cómo servir en tu nombre.

Padre, permite que mi amor por ti y por los demás rebose cada vez más. Ayúdame a seguir creciendo en conocimiento y sabiduría para que pueda vivir una vida pura e irreprochable delante de ti. Y dame poder para crecer en semejanza a Jesucristo, y así alabarte y glorificarte.

Señor, entiendo que tu poder se perfecciona en la debilidad. Eliges brillar por medio de mis limitaciones para mostrar que ese poder incomparable solo puede venir de ti, no de mí. Por lo tanto, habrá pruebas, angustias y decepciones. En esos momentos, Padre, te ruego que siempre pueda mantener mis ojos en ti y decir como Pablo: "Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" (2 Corintios 12.9, 10).

Gracias por tu Espíritu Santo que mora en mí y me capacita para hacer todo lo que me pidas. Ayúdame a confiar en la increíble grandeza de tu poder que has dado en libertad a quienes creen en ti, el mismo poder de resurrección que levantó al Señor Jesús de entre los muertos. Declaro que estás muy por encima de cualquier gobernante, autoridad, poder o líder, no solo en este mundo sino también en el venidero. Todas las cosas están bajo tu autoridad, Señor, y tienes el control de todas las cosas. Es apropiado y justo que me entregue a ti por completo. Por eso digo: Soy tu siervo, mi Señor y mi Dios. Dirígeme para tu gloria. Que mi vida te traiga siempre honra y alabanza.

Oro en el nombre del Señor Jesús. Amén.