Casados no CazadosMuestra

CONOCERSE Y COMUNICARSE

Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová (Jeremías 9:23-24).

Comunicarse y conocerse van de la mano, es imposible conocer a nuestra pareja si ni siquiera en nuestros planes está establecer una comunicación. Podemos acordarnos tranquilamente de la etapa del noviazgo, inclusive podemos ir más hacia atrás y recordar cómo fue el primer acercamiento entre ambos. Comenzamos quizás una charla y una comunicación que nos ha llevado entre otras cosas a llegar al día donde hoy estamos. El fin es saber que sin comunicación no llegaremos ninguna parte, varios matrimonios transitan este tipo de dificultades, no emiten palabras en un ejercicio diario que con el tiempo se transforma en un enemigo que socava día a día el matrimonio.

Pensemos en nuestra relación con Dios, obviamente oramos y hablamos con nuestro Padre. Orar es un ejercicio que todo cristiano realiza a diario y junto con la lectura de la Palabra de Dios establecemos una relación con el Señor, le conocemos, contamos con Él, echamos sobre Él nuestra cargas y descansamos en Él.

Si la oración es fundamental hacia alguien (Dios) que tiene el carácter de omnisciente y todo lo sabe, tambien la comunicación será fundamental para conocer a mi pareja en la etapa de la convivencia. Obviamente venimos de conocernos en un noviazgo pero créame que no es lo mismo. Realmente nos conoceremos en profundidad en la etapa en la que estamos casados y mamá y papá no están con nosotros.

La comunicación es pilar fundamental para toda relación matrimonial, sin comunicación directamente no hay relación, sin comunicación no existe el conocerse el uno al otro.

Debe ser algo fundamental en cada matrimonio establecer una comunicación diaria, dónde nos interioricemos de saber cómo está nuestra pareja, le comuniquemos inquietudes, compartamos cosas y vivencias diarias en los momentos en que hemos estado fuera de casa, hablemos de las situaciones y problemas que nos quitan la paz, de proyectos que tenemos en común, de como nos fue en nuestra actividad diaria. El enriquecimiento que otorga la comunicación fluida en un matrimonio no lo otorga ninguna otra situación de práctica en el diario vivir en la pareja.

Los ladrillos llamados comunicación serán esenciales para lograr un matrimonio sólido dónde yo seré el que conoce mejor que nadie después de Dios a mi pareja y mi pareja después de Dios será la persona que más me conoce. De esta manera otros vínculos dentro del matrimonio comenzarán a ser cultivados, la amistad y la confianza se desprenderán de una buena comunicación, caso contrario la desconfianza y falta de amistad del uno con el otro florecerá como un estorbo entre ambos si la comunicación no se ejerce como debe dentro del matrimonio. La comunicación establece cimientos dentro de los cuales se encuentra la verdad, confianza, amistad y consideración. No podemos pretender tener un hogar sólido sin este pilar fundamental dentro de la institución matrimonial.

No podemos tener una relación sólida con el Señor si no hay ningún tipo de comunicación con Él.

EL CASO DE NABAL Y ABIGAIL

Nabal era un hombre duro, su esposa Abigail era una mujer de hermosa apariencia y de buen entendimiento. David envío mensajeros a Nabal solicitándole provisiones.

Y Nabal respondió a los jóvenes enviados por David, y dijo: ¿Quién es David, y quién es el hijo de Isaí? Muchos siervos hay hoy que huyen de sus señores. ¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y la carne que he preparado para mis esquiladores, y darla a hombres que no sé de dónde son? (1 Samuel 25:10-11).

David resolvió ir por Nabal habiendo ceñido sus espadas, Abigail esposa de Nabal fue advertida sobre este asunto y preparó de manera inteligente varias provisiones para David y sus hombres, al llegar a él le dijo: Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva. No haga caso ahora mi señor de ese hombre perverso, de Nabal; porque conforme a su nombre, así es. El se llama Nabal, y la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi a los jóvenes que tú enviaste. Ahora pues, señor mío, vive Jehová, y vive tu alma, que Jehová te ha impedido el venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran mal contra mi señor. Y ahora este presente que tu sierva ha traído a mi señor, sea dado a los hombres que siguen a mi señor. Y yo te ruego que perdones a tu sierva esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa estable a mi señor, por cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en ti en tus días (1 Samuel 25:24-28).

La mala comunicación entre Nabal y su esposa Abigail hizo que este tomara la pésima decisión de manera unilateral de ser un desagradecido con David y sus hombres, ya que los pastores de Nabal habían estado con ellos y nada les había faltado. Distinta hubiese sido la situación si él hubiese consultado a ella sobre este asunto ya que uno de sus características era que ella era de buen entendimiento, el buen juicio de Abigail fue lo que los salvó a ambos.

EL CASO ABRAHAM Y SARA

Dios había prometido a Sara y a Abraham que tendrían un hijo, más allá de la edad avanzada de Sara, Dios le concedería el milagro de concebir ya que ella era estéril. Dios le había prometido a Abraham que su descendencia sería como las estrellas si las pudiera contar. Sara era la esposa de Abraham la cual no supo esperar la promesa de Dios y le solicito a su esposo que se llegara a su sierva Agar para que esta le diera un hijo.

No hubo comunicación entre Abraham y su esposa, solo hubo una orden de parte de ella que él sin mayores cuestionamientos obedeció sin consultar a Dios que fue Aquel que le hizo la promesa de la descendencia.

Distinta hubiera sido la situación si ambos hubiesen hablado. Seguramente Sara estaría afligida en gran manera por su esterilidad, pero a su vez Abraham había recibido una promesa de parte de Dios. La falta de comunicación entre ambos los llevó a tomar decisiones que luego se transformaron en un dolor de cabeza ya que Ismael quien fue el hijo nacido de la sierva Agar no era el hijo de la promesa que Dios le había dicho a Abraham.

APLICACIÓN EN NUESTRA VIDA

Dios es omnisciente, así y todo nosotros tenemos una relación con Dios a través de las escrituras y la oración. Podemos preguntarnos, ¿por qué hay que orar si Dios es omnisciente? Podríamos decir: "Señor, ya que tú conoces todas mis peticiones actúa. No es necesario que ore o clame a ti". Sin embargo, oramos y vamos al Señor en clamor y hablamos con Él, ya que las Escrituras nos ordenan hacerlo de esta manera.

Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18).

Orad sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17).

Así como la oración es la comunicación que nosotros tenemos con nuestro Padre, dentro del matrimonio debe ser llevada delante de la misma manera. Si Dios, el cuál tiene el carácter de ser omnisciente, con Él hablamos, ¿cuánto más con nuestra pareja? La cual no es omnisciente. El ejercicio de la comunicación dentro del matrimonio nos permitirá conocer en profundidad cómo es el otro, qué necesidades tiene, cómo es su carácter. Nos llevará a tomar decisiones correctas como equipo, lo que enriquecerá nuestra unión y nos llevará a ser el mejor amigo el uno del otro, alimentado la confianza a través de la comunicación entre ambos.