Casados no CazadosMuestra
EN LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD
Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico (Marcos 2:3-4).
En algún momento de nuestro matrimonio tendremos que ejercer este voto matrimonial, uno quizás los dice a la ligera o directamente no pensamos en que deberemos llevarlo adelante en algún momento de nuestra vida. Tanto el esposo como la esposa en algún tiempo transitará por una enfermedad, quizás por un post operatorio o tal vez por un accidente. Nadie quiere transitar estos momentos pero en todos los años de matrimonio aunque sea alguna vez tendremos que vivirlo y afrontarlo con sabiduría del Señor y con total responsabilidad.
Cuidar a nuestro cónyuge que está imposibilitado de realizar las tareas o desempeñarse en la vida de forma normal a causa de una enfermedad será algo que debemos enfrentar, los tiempos cambiarán, las actividades y la rutina. Debemos de dar el todo por el todo para el cuidado de nuestra pareja que transita por momentos delicados en los que puede ser una enfermedad transitoria o hasta terminal, un accidente o una operación.
Los amigos del paralítico para llevarlo a Jesús tuvieron que romper un techo, no repararon en el trabajo que debían hacer sino en llegar a lograr el objetivo, poner a su amigo delante de aquel que podía hacer un milagro sobre él. Así aconteció Jesús lo sanó y el salió caminando se ese lugar.
Primeramente es lo que debemos hacer por nuestra pareja, entregarla al Señor orando, clamando y haciendo ayuno. Teniendo fe en que Dios puede hacer algo sobrenatural sobre su vida o bien puede sostenerlo para que transite estos momentos delicados con la fortaleza del Señor.
Luego debemos dedicar el tiempo que necesita nuestra pareja en lo que respecta a cuidado, atención medica, responsabilidades del hogar y demás cosas que las tendremos que enfrentar de manera unilateral. El amor en estos tiempos requiere toda entrega, es normal quizás imaginar asistiendo a nuestros hijos en lo que respecta a cambiarlos, bañarlos, darles de comer ya que son niños o bebés, pero todo esto da un giro de 180 grados cuando debemos hacerlo por una persona adulta, nuestra pareja en estos casos. Necesitamos ser fortalecidos en el Señor para llevar adelante este voto matrimonial que hemos prometido delante de Dios. Obviamente que no vamos a sentirnos preparados quizás porque nadie espera o quiere que nuestra pareja se enferme o tenga un accidente pero el Señor puede ayudarnos a transitar estos momentos delicados inclusive usándonos para bendecir a nuestra pareja que pasa por estos momentos complicados. El amor debe ser demostrado no solo cuando todo va bien, si no también en situaciones adversas, después de todo el matrimonio transitará por una etapa y por la otra a lo largo de los años.
LA MUJER DE FLUJO DE SANGRE
Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices: ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; vé en paz, y queda sana de tu azote (Marcos 5:25-34).
La enfermedad de la mujer era un azote para su vida, ningún médico encontraba qué era lo que tenía, la mujer tuvo tanta fe que creyó que con solo tocar el manto de Jesús sería sana. Y así fue, la fe sobrenatural con la que enfrentó la enfermedad hizo que el Señor la sanara.
APLICACIÓN EN NUESTRA VIDA
Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese (Lucas 10:30-35).
Seguramente hemos escuchado sobre el buen samaritano, aquel que se ocupó de una persona herida, le vendó sus heridas y pagó al mesonero para que lo cuide, reparó en detener su tiempo y gastar de su dinero para atender a su prójimo que estaba herido. De esta manera nosotros tenemos que proceder, las Escrituras son el fiel testimonio de como un desconocido salvó a una persona que muchos habían ignorado. ¿Cuánto más lo haremos por nuestro cónyuge? Aquella persona que prometimos amar y honrar no solo en la salud sino también en momentos de enfermedad.
Escrituras
Acerca de este Plan
"Casados no Cazados" es un devocional que aborda temas inherentes al matrimonio con el fin de llevar la relación matrimonial a la adoración al Señor.
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Nos gustaría agradecer a Miguel Solari por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/matrimonio_sobrelaroca/?hl=es-la