Casados no CazadosMuestra
TRATADOS
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas (Mateo 7:12).
Una de las promesas que hacemos en el altar es algo así como: prometo amarte, honrarte y respetart. No todos cumplen esta promesa en el caminar matrimonial y lamentablemente esto causa heridas muy profundas en el matrimonio.
Hoy día estamos acostumbrados a escuchar malos tratos de la esposa hacia el esposo y del esposo hacia la esposa de manera normal y habitual. Ya no resulta de un ataque de ira o bien cuando se nos zafan los tornillos (obviamente tampoco debería suceder). Sino de manera diaria y cotidiana los matrimonios se faltan el respeto, se mofan el uno del otro y se olvidan de las palabras tan importantes que se pronunciaron en el altar delante de Dios y delante de una nube de testigos.
A nadie le gusta que lo maltraten y mucho menos si eso proviene de parte de nuestro cónyuge, nadie estaría a gusto de recibir maltratos.
Quizás en el matrimonio atravesaremos tiempos dónde habrá asperezas, desacuerdos quizás hasta una falta de comunicación que provoca grietas en nuestro matrimonio. Pero, todos estos supuestos no justifican que debamos incurrir en malos tratos hacia nuestra pareja.
Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios (Santiago 1:19-20).
Aquí la Palabra de Dios nos da una señal de como debe ser el trato aunque haya situaciones que provoquen asperezas y desacuerdos.
Examinemos lo que las Escrituras dicen sobre el trato del hombre hacia la mujer y el trato de la mujer hacia el hombre.
Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorb (1 Pedro 3:7).
Dando honor es decir honrándola en cada una de nuestras actitudes hacia ella respetándola y cuidándola como vaso frágil, es decir tratando amablemente y con sumo cuidado.
Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ella (Colosenses 3:19).
No ser ásperos es decir ejercer un buen trato donde la cortesía y la amabilidad sean la base del trato del esposo hacia ella.
La mujer debe sujetarse a su esposo en el sentido de respetar la autoridad que Dios le otorgó, de esta manera ella lo acompaña ejerciendo su rol de ayuda idónea.
Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa (1 Pedro 3:1-2).
Ambos debemos dejar fuera de nuestro matrimonio todo tipo de violencia sea verbal, física, psicológica, sexual y todo tipo de comportamiento violento. Jamás debemos de faltar el respeto a nuestra pareja ya que este tipo de trato provoca heridas en el corazón de nuestro cónyuge y se transforma cada día en algo que lamentablemente se normaliza lo cual la pareja transita una falta de respeto constante y a lo largo del tiempo.
Finalmente podemos compartir este versículo.
Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición (1 Pedro 3:8-9)
Ambos tienen que honrarse, respetarse, estimarse y tratar cordialmente al otro ya que de esta forma también se muestra el amor el cual es el fruto más importante y la forma más sana de llevar adelante un matrimonio honrando a Dios.
EL CONTRASTE DE ABIGAIL Y NABAL
Nuevamente podemos citar el caso de este matrimonio, por un lado tenemos un hombre duro y de malas obras el cual era Nabal. Podremos imaginarnos cómo era el trato de él para su esposa Abigail. Un hombre que no estimó arriesgarse y arriesgar a su esposa al comportarse de manera insensata con los mensajeros de David. Una persona dura como Nabal hace que nos imaginemos el diario vivir de Abigail junto con él. Ella misma reconoció delante de David la insensatez de su marido el cual había obrado mal delante de ellos. La Biblia lo describe como un hombre de malas obras, por lo cual como marido no sería muy diferente. Cuando Abigail vuelve del encuentro con David lo encuentra totalmente ebrio lo cual refleja el comportamiento que él tendría para con ella de manera cotidiana. No podemos errar en nuestra imaginación lo que sería esa convivencia con un hombre dado al alcohol, siendo duro y de malas obras.
Abigail por el contrario era una mujer de buen entendimiento, su sabiduría preservó su vida y también la de su esposo lo que refleja también como sería su trato hacia su marido. Ella podría haber convencido a David de no desenvainar espada solo contra ella pero también su consejo a David fue para preservar a su marido con vida.
Un ejemplo de amor y de trato cordial con alguien que no lo merecía. Así como hizo Dios con el pueblo de Israel, lo cuidó, lo liberó y lo sustentó siendo los israelitas un pueblo rebelde y contradictor.
Así como hizo Jesús que sin merecerlo nos amó y se entregó por nosotros.
Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros (Romanos 5:8).
APLICACIÓN EN NUESTRA VIDA
Siguiendo el ejemplo de Abigail es la forma que debemos de proceder dentro de nuestro matrimonio y nuestra familia. Una muestra de amor por alguien que nada merecía, tal cual hizo Jesús con nosotros. Cuando nosotros nos merecíamos un lugar en el infierno siendo culpables y condenados por nuestros pecados, Él se entregó por nosotros. Nos amó, nos limpió con su sangre, nos guía a través de su Palabra y su Espíritu Santo, nos santifica, nos ha reservado morada en los lugares celestiales. Todas estas cosas sin merecerlas, destacamos esto porque muchas veces en el matrimonio podemos apelar a que el otro no se merece un buen trato para justificarnos a nosotros mismos. Dios nos manda a amar a nuestro prójimo sin establecer condiciones. Hemos dicho que nuestro primer prójimo es nuestra pareja y a él o a ella será los que deberemos demostrar ese amor de Dios lo merezca o no, pues así ha hecho y hace el Señor con nosotros.
Escrituras
Acerca de este Plan
"Casados no Cazados" es un devocional que aborda temas inherentes al matrimonio con el fin de llevar la relación matrimonial a la adoración al Señor.
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Nos gustaría agradecer a Miguel Solari por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/matrimonio_sobrelaroca/?hl=es-la