Casados no CazadosMuestra
Dice la Palabra de Dios que el Fruto del Espíritu es: amor, gozo, paz, mansedumbre, benignidad, paciencia, bondad, fe, templanza y el mayor es el amor (Gálatas 5:22).
Al hablar del amor sabemos que los mandamientos se resumen en uno solo.
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:37-39).
Sabiendo que el amor es el más grande, debemos ponerlo en práctica primeramente en nuestro hogar. Nuestro primer prójimo es nuestra esposa o nuestro esposo. El Fruto del Espíritu debe ser abundante primeramente en nuestro matrimonio. Podemos exteriorizar amor y frutos fuera del hogar pero ser carentes de amor dentro del hogar, cosa que no debe de suceder de esta forma.
Muchas veces ocurre que dentro de la congregación tenemos la facilidad de exteriorizar amor y fruto abundante para el prójimo, pero carecemos de ese tipo de demostraciones en nuestro hogar. Andamos carnalmente y aparentando cosas que no son, a la vista de los demás somos el árbol más frondoso lleno de frutos pero no se cae una gota de amor dentro de nuestro hogar. Nuestro matrimonio no experimenta el fruto que todo árbol debe dar ya que el árbol se mide por el fruto, sino que vivimos solo de apariencias para el pueblo santo.
La primera Iglesia es nuestra casa donde debemos dar el fruto del Espíritu y amar a nuestro prójimo ya que hemos dicho que para el varón el primer prójimo es su esposa y para la esposa el esposo.
Ambos somos responsables de llevar adelante este tipo de vida, basada en la oración y la comunión con Dios, la fórmula no es difícil. Cuánto más cerca estemos de Dios, cuánto más comunión tengamos con el Señor, más comunión tendremos en el matrimonio si ambos llevan adelante está forma de vivir que debe llevar todo hijo de Dios.
EL EJEMPLO DE JESÚS
Jesucristo es el mejor y más fiel ejemplo de un árbol de buen fruto, el amor, gozo, paz, mansedumbre, benignidad, paciencia, bondad, fe y templanza fueron ejercidos de manera excelente por nuestro salvador. Obviamente no esperaríamos otra cosa de Él quien fue perfecto en todos sus caminos. Jesús no solo fue de bendición para aquellos que se acercaron a Él, realizando sanidades, milagros y liberaciones, sino que también fue de bendición, instrucción y enseñanza para aquellos que lo siguieron por todas partes donde Él fue: sus discípulos.
Aquellos que caminaron con el Señor pudieron contemplar y dar fe de los atributos del Señor, su obra redentora en la cruz y de cómo los cuido. Tenemos el ejemplo de Pedro cuando camino sobre las aguas y sus dudas hicieron que comenzara a hundirse, Jesús tomo de su mano y lo saco a flote. Jesús apacentó a sus discípulos con amor, con paz, con enseñanza y con preparación para lo que vendría en un futuro, mostrando en cada movimiento y cada paso que daba junto con ellos el amor de Dios por sus hijos.
APLICACIÓN EN NUESTRA VIDA
Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego (Mateo 3:10).
Dios nos da una exhortación en sus palabra. Debemos ser árboles que lleven buen fruto, la manifestación de que somos hijos de Dios no se refleja en creernos mejores que los demás o llevar el mejor traje al culto dominical. El testimonio que somos hijos de Dios se resume en el amor que tenemos por nuestro prójimo y en ser árboles que den buen fruto. Pues, de esta manera el Señor se glorifica y de esta forma impactaremos siendo luz en este mundo de pecado. El Fruto del Espíritu Santo debe ser derramado en nuestro hogar, de esta manera edificaremos una familia en la que seamos la imagen de Cristo en nuestra casa, siendo de testimonio para nuestro matrimonio y para nuestros hijos. El fruto como hijos de Dios no debe ser selectivo, es decir como mencionábamos hay ocasiones que nos mostramos muy espirituales en la congregación pero somos déspotas y faltos de amor en nuestra casa, donde habitan las personas que más nos conocen después de Dios. No podemos pretender limpiar el baño de la iglesia cuando en nuestra casa el baño parece ser un baño público que se cae de suciedad por citar un ejemplo.
Dios nos llama a dar fruto por el cual Él es glorificado.
En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos (Juan 15:8).
De esta manera seremos de bendición para nuestra matrimonio, familia y hogar.
Escrituras
Acerca de este Plan
"Casados no Cazados" es un devocional que aborda temas inherentes al matrimonio con el fin de llevar la relación matrimonial a la adoración al Señor.
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Nos gustaría agradecer a Miguel Solari por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.instagram.com/matrimonio_sobrelaroca/?hl=es-la