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¿Hasta Cuándo, Señor?

DÍA 4 DE 5

Quebranta tú, Señor

Cuando nuestro dolor tiene nombre y apellido es fácil que nuestra atención se centre en la persona y sus maquinaciones, desatendiendo la grandeza de Quien puede librarnos. Es por nuestra fragilidad y limitación: vemos el tamaño de la montaña, pero no la grandeza de Quien puede moverla (y no entendemos por qué no lo hace).

Me encantan las declaraciones constantes de David a este respecto, porque le “recolocan” en medio de su discurso de dolor, pero también nos ayudan a nosotros a hacer lo propio:

  • ”Quebranta TÚ (énfasis mío) el brazo del inicuo y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna” (10:15). David no se toma la justicia por su mano. Sabe que es Dios el que debe actuar.
  • Y se lo recuerda en una expresión añadida de la majestad de Dios: “El Señor es Rey eternamente y para siempre” (10:16). No sabemos cómo actuará, ni cuando, pero Él gobierna. En sus territorios no sucede nada de lo que no tenga conocimiento.

Dios es sabedor, incluso, de lo que maquinan los malos, y Él actúa en la agresión que sufrimos de una forma que, cuando la observamos en primera línea, si somos sensibles al Espíritu, solo nos llenará de adoración por el Dios que tenemos. Fíjate en esto...

Él da lugar a que las maquinaciones del malo se vuelvan en su contra. “Caerán en su propia red”, pero para eso hace falta tiempo. Es algo que SOLO ÉL puede producir, y pasará, pero se toma su espacio para darle lugar. “Se hundirán en el hoyo que cavaron” porque Dios no puede ser burlado, y se recoge lo que se siembra. Así funciona Su universo. Cómo crea el malo que pasarán las cosas en el suyo a medida es lo de menos. No cambiará nada.

Nos recordamos que Dios no es un mago con varita y chistera. Creemos preferir eso, pero no es mejor. Él trabaja por procesos. El principio que acabo de recordarte se encuentra una y otra vez en los salmos (5:10, 7:15-16...). Da lugar a que el malvado crea que controla, y es cierto que como víctimas lo sufrimos, sin duda, pero también que ahí nos sabemos más necesitados que nunca de clamar a Dios, y nuestra fe y dependencia crecen exponencialmente.

Dios “mata varios pájaros de un mismo tiro”. Trabaja en el malo y a la vez en nosotros. Es su acción y no la nuestra, y por eso seguimos clamando y alabando: “Salva, oh Jehová” (12:1) y “En Jehová he confiado” (11:1).

Día 3Día 5

Acerca de este Plan

¿Hasta Cuándo, Señor?

Nuestra vida no viene sin dolor, pero no todos los sufrimientos son iguales. Particularmente los que tienen que ver con la acción intencional de otros sobre nosotros, calculada y violenta en ocasiones, como lo vivió David, nos ponen en una situación mental, emocional y espiritual de tremendo desaliento. Ahí nos preguntamos –ojalá en conversación abierta y receptiva, a la vez, con Dios– “¿Hasta cuándo?”.

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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.lidiamartin.com/