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La Fuente de su prosperidad

La Biblia está llena de principio a fin de la bondad de Dios. Nuestro Padre Celestial es siempre bondadoso, amoroso y generoso con sus hijos. En Génesis, les da al hombre y a la mujer el perfecto huerto del Edén. En Apocalipsis, leemos acerca de nuestro hogar por excelencia, un cielo perfecto y eterno. En todos los libros de la Biblia leemos cómo Dios se deleitó en bendecir a su pueblo. Al comienzo del Nuevo Testamento, leemos cómo Dios envió a su Hijo, Jesucristo, como su regalo supremo de bendición para nosotros.

Dios es la Fuente de todo lo que usted necesita. Él es el Autor del plan de prosperidad de la vida plena y eterna. La soberanía de Dios sobre todas las riquezas materiales se declara con exactitud en 1 Crónicas 29.12: "Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos".

Si tuviéramos que resumir la declaración de David en tres frases cortas, podríamos decir:

1. El Señor es el dueño de todo.

2. El Señor da a su pueblo con generosidad.

3. Hacemos bien en darle gracias y alabarlo por lo que nos ha dado.

El Señor Jesús, estaba de acuerdo con esto cuando enseñó a sus discípulos a concluir sus momentos de oración, diciendo: "Tuyo es el reino, y el poder, y la gloria por los todos los siglos. Amén" (Mateo 6.13). Dios es el dueño de todo, tiene toda la autoridad para hacer lo que quiera y es digno de toda alabanza por lo que hace. ¡Y que así sea!

David reflexionó acerca de subir a la casa del Señor en Jerusalén: "Pedid por la paz de Jerusalén; sean prosperados los que te aman. Sea la paz dentro de tus muros, y el descanso dentro de tus palacios" (Salmo 122.6, 7). También nos dio una oración que podemos hacer por todos los cristianos, una oración que está alineada con la voluntad de Dios para su pueblo. La Biblia está llena de versículos que nos hablan de la bondad de Dios, de sus recursos inagotables y de su deseo de hacer prosperar a su pueblo. El deseo de Dios para usted es la prosperidad: que tenga todo lo que necesita y la capacidad de disfrutarlo (Salmo 34.8-10).