Triunfando en las PruebasMuestra

Preparados para compartir

Lectura: 1 Pedro 3:15-22

EOAO: 1 Pedro 3:15-16

Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con humildad y respeto ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. Mantened limpia vuestra conciencia, para que sean avergonzados aquellos que os tratan de malhechores y hablan mal de vosotros por vuestra buena conducta en Cristo.

En el Texto

Hace unos años, una helada invernal rompió las tuberías de agua de mi casa recién remodelada, causando graves daños. Sólo cuatro meses antes, había regresado después de una renovación que duró un año: el proyecto de mis sueños después de una espera de 12 años. Todavía tenía cajas empaquetadas cuando llegó la tormenta. Durante ese tiempo, hablé con una mujer que me ayudó en la búsqueda de un lugar de alquiler. Ella quedó sorprendida por mi comportamiento tranquilo en medio de tal pérdida. Esta crisis me dio la oportunidad de compartir con ella la fuente de mi paz: mi identidad y que mis tesoros no estaban atados a mi hogar, sino almacenados de forma segura en mi relación con Jesús. Él es mi hogar y mi paz. Debido a que previamente yo ya había decidido que Cristo reinaría en mi corazón, cuando llegó la tormenta, las aguas no destrozaron mi corazón como destrozaron mi hogar.

Al igual que este momento, la vida a menudo nos sorprende con oportunidades inesperadas para mostrar nuestra firme esperanza en Cristo. Pedro nos anima a estar preparados en estos momentos, y estar listos para dar razón de nuestra esperanza, no de manera arrogante, sino en amor: amor por Dios y amor por la persona que está tratando de comprender cómo podemos permanecer gozosos, cuando se nos ha quitado tanto.

Se nos anima a abordar estas conversaciones con gentileza y respeto. No se trata de ganar una discusión; se trata de extender una invitación a la paz que hemos encontrado en Cristo. Se trata de compartir lo que Cristo ha hecho por nosotros y en nosotros, y la esperanza nueva y viva que se encuentra sólo en Él. Este comportamiento no es una estrategia o algo artificial; es un desbordamiento natural de un corazón transformado por Cristo.

Cuando caminamos por la vida teniendo a Cristo en el trono de nuestros corazones, nuestras reacciones ante las crisis, como un hogar destruido, se convierten en oportunidades para dar testimonio. Hacen que la gente se detenga y se asombre y ese asombro abre la puerta para que podamos señalarles a Jesús, nuestro hogar eterno.

Oración

Querido Señor Jesús, ayúdame a vivir de tal manera que la gente vea Tu esperanza brillando a través de mí. Cuando se presente la oportunidad, déjame hablar de Ti con gentileza, amor y respeto. Tú eres mi verdadero hogar y mi consuelo, y quiero que otros conozcan esta paz que Tú das gratuitamente. Amén.