Nacer De Nuevo, Crecer ConstanteMuestra

Corazón de niño

La Palabra del Señor nos dice que si queremos llegar al reino de los cielos, debemos ser como niños, sin malicia, no guardando resentimientos, olvidando las ofensas, genuinos, ¿Te das cuenta de esta hermosa comparación que hace Jesús? Ciertamente, cuando le hacemos algo a un niño, tiene la capacidad de que al momento, está de vuelta con la misma calidez, como si nada hubiera pasado, nos abraza y es capaz de decirnos genuinamente: Te amo. ¿Puedes tú decir lo mismo, qué pasa cuando eres agredido(a) de alguna manera por otra persona, puedes ir y abrazarle y decirle te amo, con toda sinceridad? Seguramente la respuesta es no, y la verdad es que no resulta tan fácil para nosotros los adultos.

Sin embargo, siendo como niños es la única manera que tenemos para poder llegar al reino de los cielos, siendo capaces de perdonar cualquier ofensa, sin importar la magnitud de la misma, no guardando resentimientos en nuestros corazones, ni enojo.

Pero esto no es lo único que debemos imitar de los niños, en ellos no hay ningún sentimiento malicioso, envidia, celos, arrogancia, ira o engaño; por eso es tan importante lo que como adultos, vamos sembrando en ellos, porque ellos son producto de lo que sembramos en ellos a lo largo de sus vidas; así mismo debes cuidar lo que se siembra cada día en ti como niño(a) espiritual, porque te convertirás en aquello que sea sembrado en ti.

Vive cada día con la ingenuidad de un niño, no guardes esos sentimientos que te alejan de la gracia de Dios, porque si no eres consciente de ellos, podrás perder esta salvación tan grande; hoy, asígnate la tarea de buscar dentro de ti y ver si hay algún sentimiento escondido que te dañe a ti u otros; si tienes una situación que resolver, este es el momento perfecto para hacerlo, no tengas dudas, Dios te recompensará por ello.