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Hasta que las Palabras nos SeparenMuestra

Hasta que las Palabras nos Separen

DÍA 1 DE 6

Sé selectivo con tus palabras

Durante mi niñez, cada vez que mi mamá se enojaba me decía “Zurrona”.

Cuando tenía 30 años sentí que Dios me dirigió a buscar el significado de esta palabra. Al hacerlo me quedé sorprendida, uno de los significados era: persona cobarde.

Una definición que hacía juego con mi miedo a conducir, a hablar en público, a quedarme encerrada en un ascensor y a hacer el ridículo jugando algún deporte.

Aunque mi mamá no lo había hecho con mala intención, había marcado gran parte de mi historia.

Alguna vez escuché que la presencia de Dios revelará la presencia de problemas en tu vida. Cuando como familia fuimos intencionales en cambiar lo que salía de nuestra boca, todo empezó a florecer.

La sincronización entre corazón y lengua

La cuestión es que las palabras no serán buenas a menos que nuestro corazón lo sea. Jesús lo dejó claro en Lucas 6:45: «Porque de la abundancia del corazón habla la boca».

“Consígase otra”. Esas eran las palabras que una mujer resentida le decía a su esposo. Tras escucharlas una y otra vez, él se consiguió otra mujer.

Cuanto enojo había en el corazón de esta esposa para recordarle a su esposo que debía abandonarla. ¿Qué diferente hubieran sido sus palabras si su corazón tuviera paz?

Si supiéramos el poder que hay en nuestras palabras, seríamos selectivos con todo lo que decimos.

Nunca amenaces a tu cónyuge con el divorcio

¿Alguna vez has intimidado a tu cónyuge con el divorcio? Cuando lo bombardeas amenazando con acabar la relación estás sembrando rechazo. ¿Y sabías que cuando sentimos rechazo se activan las mismas áreas del cerebro que se activan cuando hay dolor?

El rechazo duele neurológicamente hablando.

Un matrimonio donde, con constancia, se causa dolor es difícil que sobrepase la prueba del tiempo.

En Proverbios 18:21 dice que «la muerte y la vida están en poder de la lengua». Si nuestras palabras tienen el poder de dar vida a nuestra relación, debemos ser muy intencionales y sabios con lo que sale de nuestra boca.

Pero, ¿cómo controlar nuestras palabras si Santiago 3:8 dice: «Pero ningún hombre puede domar la lengua»?

La realidad es que cualquier esfuerzo es infructuoso sin la ayuda del Espíritu Santo.

Sin la evidencia del Fruto del Espíritu en nosotros, nuestras palabras serán amargas y el problema es que nos las tendremos que tragar. Proverbios 18:20 dice: “Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios".

Tu pareja vivirá a la altura de lo que creas de ella

Recuérdale a tu pareja lo capaz, brillante y hermosa que es. Bendícela con tus palabras.

Cambia la dinámica en tus conversaciones. Si todos los días le repites que es perezosa, será difícil que se levante y tienda la cama. Pero si le recuerdas que tiene un libro por escribir o un don que puede poner en práctica, le estarás dando la motivación para llegar lejos.

Un hábito muy poderoso por el que puedes empezar es dar un elogio diario. Agradecer algo que hace bien o enfocarte en una cualidad, cambiará la percepción que tienes de ella. Y, es probable que la motives a ser mejor en aquellas áreas en que necesita brillar.

Oración:

Dios, que de mi boca no salga agua dulce y salada. Que con los mismos labios que te alabo a ti, viva para declarar bendición sobre mi familia. Anulo toda palabra vana, en el nombre de Jesús.

Día 2

Acerca de este Plan

Hasta que las Palabras nos Separen

6 días para cambiar lo que hablas en tu matrimonio.

Nos gustaría agradecer a Amor Pingüino por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://amorpinguino.com/

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