Reflexiones Sobre La JusticiaMuestra

Hace muchos años, cuando mi esposo y yo éramos líderes de una iglesia en una aldea rural de África, supimos de una niña que iba a ser casada por su padre sin su consentimiento. La niña tenía 15 años, todavía iba a la escuela y no conocía sus derechos en aquella situación.

Me pareció un claro abuso infantil y totalmente injusto, pero la práctica cultural y la tradición del pueblo no condenaban el asunto de plano. Era una zona gris, incluso a los ojos de la ley. Oré a Dios para que me diera sabiduría, fuerza y orientación.

Decidí arriesgarme para impedir este matrimonio, así que llevamos a la colegiala a la policía. Se presentó nuestro caso, yo defendí mis acciones y el caso se falló a nuestro favor. El gobierno ya estaba luchando contra este tipo de injusticias en nuestro país y la policía nos agradeció nuestra intervención para rescatarla y protegerla.

Estoy convencido de que Dios nos prepara de antemano para lo que nos llama a hacer. Cuando nos ponemos al servicio, nos damos cuenta de que hay mucho trabajo por hacer y a veces no estamos seguros de cómo manejarlo. Pero en todas las cosas, el Espíritu Santo nos equipa con gran sabiduría, fuerza y comprensión para cada tarea.

Desafío: A veces ambicionamos cambiar el mundo con grandes gestos, pero descuidamos lo que es sencillo: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acoger a los forasteros, visitar a los presos, vestir al desnudo, cuidar a los enfermos, consolar a los que lloran. Levántate, aunque sólo sea por un alma que necesite tu servicio, tu amor y tus cuidados para gloria de nuestro Dios.

Oración: Padre compasivo, te pedimos fuerza para servir a quienes necesitan nuestro amor. Que seamos sensibles a quienes nos rodean y respondamos a sus necesidades con valentía. Espíritu Santo, danos poder para servir a los hambrientos, oprimidos y marginados. Amén.