Reflexiones Sobre La JusticiaMuestra

Un grupo de personas nos sentamos muy juntos frente a la unidad de cuidados intensivos. Al otro lado de la sala de espera del hospital, mi madre estaba en estado crítico.

Tal vez fuera la preocupación común que sentíamos por nuestros seres queridos que luchaban por su vida lo que facilitaba la conversación entre nosotros, desconocidos. La mujer sentada a mi lado me contó que había crecido en una familia numerosa con siete hermanos. De todos ellos, sólo ella y su hermana mayor (que estaba siendo atendida en la habitación contigua) seguían vivas. A pesar de todas las muertes que había presenciado y del dolor que había padecido, no pensó ni una sola vez que Dios fuera injusto. Su familia había sufrido muchas muertes, pero ella creía que el Señor era justo y equitativo. De la misma manera, la muerte también visitó a familias más pequeñas.

A menudo cuestionamos la equidad y la justicia de Dios cuando nos encontramos con situaciones fuera de nuestro control, o que no favorecen nuestra circunstancia. Pero el Señor es justo y gobierna con equidad, siempre. Sólo cuando decimos «Amén» a esta verdad podemos ver la justicia divina en acción, incluso en nuestros peores momentos. A través del testimonio de aquella señora en la sala de espera, fui testigo de la calma palpable que sólo el Espíritu Santo podía proporcionar en una situación así.

Desafío: ¿Hay alguna situación sobre la que necesites soltar el control? Recordando que el Señor es justo, siempre, entréguele sus preocupaciones y ansiedades.

Oración: Padre, aunque pueda cuestionar tu imparcialidad y justicia cuando miro el mundo que me rodea, recuérdame que tus caminos son siempre más elevados que los míos. Ayúdame a ver la vida a través de tus ojos. Haz que en todo lo que haga sea justo y equitativo, como corresponde a mi herencia en ti.