Caminantes Del Único CaminoMuestra
Levántate y anda
Así le dijo Jesús al paralítico, así nos dice el Señor a cada de uno de sus hijos. Y es que la vida es un camino por el que nuestros pasos discurren. Unos van más a prisa que otros, pero todos estamos caminando en fe y moviéndonos hacia el crecimiento, la madurez, la transformación.
A pesar de que ese caminar es continuo, no siempre sentimos que estamos caminando. En ocasiones, las circunstancias parecen haber puesto un freno a nuestro andar y pareciera que yacemos postrados, cansados, agotados. Son esos momentos en los que sentimos que ya no tenemos fuerzas y pensamos si valdrá la pena continuar.
Es entonces que se alza esa voz poderosa y maravillosa que nos dice con autoridad divina: “Levántate y anda”. Lo ha dicho Él y al decirlo nos extiende su mano como hizo con el apóstol Pedro cuando se hundía en las aguas. Es en ese instante en el que volvemos a poner nuestra mirada en Dios sacándola de los vientos y la tormenta. Es el momento en el que recordamos y experimentamos su divina presencia. De pronto los ojos de nuestra alma son abiertos y tenemos la certeza de que podremos seguir adelante porque Dios está con nosotros.
Y nos levantamos, y continuamos porque, así como le dijo Dios al profeta Elías, largo camino nos resta. “Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta" (1 Rey. 19:7).
Nuestro amado Padre nos conoce, sabe cuándo vamos a galope en una fe que enciende la pasión en nuestra alma y también conoce cuando nos hemos detenido en el camino. Él nos ama de tal manera que siempre está hablándonos, ayudándonos, sosteniéndonos. Su Palabra dice: “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; no dejará para siempre caído al justo" (Sal. 55:22).
Extiende tu mirada al cielo, agarra el brazo de tu Señor y en un acto de fe, ¡levántate! Aun los grandes hombres de Dios tuvieron momentos en los que se sintieron desmayar, en los que la fe se veía lejana y las fuerzas faltaron. Pero ellos se levantaron y continuaron el camino convencidos de que quien les sostenía era Dios.
No creas las mentiras del enemigo, no dejes que te engañe haciéndote creer que esta vez no podrás levantarte. Recuerda que quien te levanta es Dios mismo con sus fuerzas, no con las tuyas; con su poder, no con tu debilidad. El rey David experimentó esa misericordia divina y nos dejó la expresión agradecida de su alma para que nosotros también sepamos que Dios lo puede hacer con nosotros.
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos" (Sal. 40:1-2).
“Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado" (Prov. 18:10).
Acerca de este Plan
Somos viajeros, andamos en el camino de la verdad y la justicia, somos seguidores de Jesús. Nos movemos hacia adelante con nuestros ojos puestos en Él. No faltarán las intenciones del maligno para que nos detengamos o, mucho peor, para que nos volvamos atrás. En este plan dejaremos que la Palabra de Dios nos aliente y reavive en nosotros el deseo de continuar de la mano del Señor.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/GrettchenStage