Caminantes Del Único CaminoMuestra

Correr bien

"No se gana la carrera por el ligero correr". Este es un verso de una canción que alude a la carrera del cristiano y tal pareciera que es una expresión incorrecta. Imaginemos a un corredor que tenga como filosofía avanzar sin prisa para llegar. Nos parecería una locura, porque el que quiere ganar una carrera necesita correr a su máxima velocidad.

El asunto es que esa canción no nos habla de una carrera física, ese verso hace referencia a la carrera del cristiano. Lo que le da sentido a esa expresión es el verso que le sigue: “El hombre que persevera logra su meta obtener". Ahora como que estamos un poco más claros. Ya no se trata de la velocidad sino de la perseverancia.

Hay cristianos que se convierten al Señor y quieren volar cuando todavía no han empezado bien a transitar en el camino de la vida cristiana. Estos son los que no habiendo transcurrido mucho tiempo desde su conversión ya quieren encontrarse navegando en aguas profundas. Saltan en lugar de caminar, y como consecuencia tienen muchos tropiezos y muchas frustraciones. Y, lo que es peor, se quitan de la carrera porque no pueden con el empuje.

El apóstol Pablo es un excelente ejemplo de lo que es la perseverancia y de lo necesario que es ir al paso en lugar de correr sin saber siquiera por qué se está corriendo. Este maravilloso siervo de Dios tuvo un encuentro extraordinario con Jesús.

“Mas yendo por el camino, aconteció que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer" (Hch. 9:3-6).

Luego de ese momento tan trascendental para su vida y haber recibido el llamado de Dios, fácilmente pudo haber iniciado su ministerio de manera inmediata. Pero no fue así, no fue eso lo que ocurrió. Pablo se tomó su tiempo y luego de catorce años empezó su ministerio de apóstol de los gentiles. ¿Qué hizo durante todo ese tiempo?

Se preparó, estudió, fue a las Escrituras y encontró a Jesús en ellas. Se dejó enseñar por el Espíritu Santo de Dios que nos revela a Cristo.

Dios quiere que hagamos nuestra carrera con los ojos puestos en Jesús, que nos dejemos enseñar por su Espíritu Santo, que nos detengamos a verle mejor en las Escrituras. La palabra clave no es velocidad, es perseverancia.

Nuestro llamado es a ser fieles, a correr con paciencia la carrera que tenemos por delante. El fruto que se produce en nosotros a medida que avanzamos en la carrera de la fe se va dando poco a poco. Ese es el fruto genuino, el que se va madurando con el tiempo para ser de bendición, para ser fieles testigos de Cristo.