Caminantes Del Único CaminoMuestra

Un largo camino

Cuando una persona decide que va a caminar por un tiempo prolongado, generalmente toma la buena decisión de abastecerse con lo que va a necesitar. De no hacerlo corre el riesgo de deshidratarse o de tener experiencias negativas en el camino.

Los creyentes en Cristo creímos en su obra salvadora en la cruz y decidimos seguirle. Él mismo nos ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida" (Jn. 14:6). Ese camino que hemos tomado es el único que lleva a la vida eterna, el único camino de salvación. Por su gracia y su misericordia estamos en el camino verdadero. Pero también, debemos estar conscientes de que no es un camino fácil.

Los creyentes que comenzaron ese camino en el inicio de la iglesia experimentaron persecución, y muchos quebrantos. Las pruebas que tuvieron que vivir a causa de su fe fueron muchas. Pero no solo es un camino difícil a causa de la oposición de las tinieblas al camino de luz, es también difícil por nuestra humanidad.

Las tentaciones no dejan de tratar de desviarnos del camino de la verdad, el rechazo de los que debieran respaldarnos, de la familia, de los amigos son cosas con las que tenemos que luchar. Cuando algunos predicadores y evangelistas hablan de este camino como uno que conduce a la prosperidad y a la buena vida están muy lejos de la verdad.

Por tanto, debemos prepararnos cada día para seguir este camino por el cual avanzamos cada día. Una de las cosas que debemos tener con nosotros es la Palabra de Dios. Cuando la estudiamos y la conocemos, nuestros pasos son ordenados por ella. Aún en medio de la oscuridad de las pruebas y de los senderos difíciles, su luz es lámpara a nuestros pies (Sal. 119:105).

Tenemos también que abastecernos de la llenura del Espíritu, es algo que nuestra alma debe continuamente desear. El Espíritu de Dios ya está en nosotros, pero cuando andamos en obediencia, cuando no entristecemos el Espíritu de Dios, somos más capacitados para discernir lo bueno de lo malo, para caminar en sabiduría, para escuchar la voz de Dios.

La oración, el encuentro íntimo con nuestro Dios en lo secreto, es otra manera, si no la más importante, de mantenernos vigilantes y alertas en el camino. Cuando vamos al secreto de su presencia nos mantenemos humildes, porque tenemos conciencia de que solos no podemos. Sólo Él puede darnos la fortaleza y la sabiduría que necesitamos para seguir en el camino.

Somos bendecidos y más que bienaventurados de haber hallado el camino, que es Cristo. Con agradecimiento en nuestro corazón y con el anhelo de agradarle, debemos caminar en este camino llenos del poder de Dios, en obediencia y humildad haciendo su santa voluntad.

Ir de la mano de Dios en el camino de la vida nos da la confianza que necesitamos para seguir, independientemente de los hermosos senderos o de los pedregosos caminos que encontremos.

“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará" (Sal. 37:5).