Misión en Las Parabolas Del ReinoMuestra

Estamos tan acostumbrados a la idea de que Jesús hablaba en parábolas que tal vez hemos perdido la sensación de confusión que esto creía en sus seguidores. En Mateo 13:10, la pregunta de los discípulos es efectivamente: “¿Por qué no dices clara y francamente lo que quieres comunicar?”. La respuesta de Jesús parece provocarles más confusión que claridad (Mateo 13:13–15). ¿Jesús contaba parábolas para impedir que la gente oyera y viera? Sí y no.

En el pasaje que él cita de Isaías 6, fue por el pecado de Israel que ellos no pudieron oír o ver. Para los que no estaban dispuestos a ver u oír, las parábolas de Jesús son como enigmas que confirman a las personas en las elecciones que han hecho. Sus corazones son torpes y han cerrado los ojos ante la verdad. Los discípulos, en cambio, se han acercado a Jesús—desean aprender y entender, y por eso las parábolas les ayudan a hacerlo. En términos de Mateo 13:11, a ellos se les ha dado saber los secretos del reino de los cielos.

Sin embargo, en los Evangelios los de afuera frecuentemente se convierten en los de adentro. La pregunta de los discípulos viene inmediatamente después de la parábola del sembrador. Según la parábola, aunque muchos no llevan fruto, algunos responden bien, como la tierra que produce una cosecha asombrosa. Más tarde en este capítulo vemos parábolas sobre el crecimiento del Reino—así que no está limitado a los doce discípulos con quien Jesús habla en ese momento; otros están entrando y el Reino sigue creciendo. Miremos Mateo 13:16. Los discípulos se concentran en otros: “¿Por qué les hablas a esas personas en parábolas?”. Pero Jesús quiere decirles algo a los discípulos mismos: “Benditos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen”.

El punto principal del pasaje resulta ser BUENAS noticias. ¡Ustedes sí ven! De hecho, están en una posición más privilegiada que la de todos los profetas del Antiguo Testamento y de otra gente justa que vivía antes de su día, porque el Rey ha venido y ustedes viven en la edad del Reino. Los discípulos están en esa posición—ahora son los que tienen, a quienes más se les dará (Mateo 13:12). Las parábolas proveen una nueva perspectiva a través de la cual vemos a Dios, a nosotros mismos y a nuestro mundo con ojos frescos, y tenemos un mensaje que compartir con otros—para que otros también vean, para que los de afuera se conviertan en los de adentro, y para que el reino siga creciendo. Este es el privilegio, el desafío y la oportunidad que hemos recibido, cuando nos unimos con Dios en su misión al mundo.