Un Hombre Con Una Misión: Un Viaje De 5 Días Con Jesús en Marcos 5–7Muestra
Jesús y el hombre que estaba “loco”
“Crucemos al otro lado”. Así empieza, con la determinación de Jesús de hacer un viaje nocturno al otro lado del lago, para el territorio gentil (Marcos 4:35). Es una aventura nocturna inquietante para los discípulos, que incluye una tormenta feroz que amenaza su barco, pero Jesús trata esa “interrupción” con calma y autoridad (4:36–41), de la misma manera que tratará lo que le espera en la orilla.
Jesús claramente ha cruzado el lago con un solo propósito urgente: encontrarse con un hombre en particular en un lugar particular, para rescatarlo de las fuerzas de las tinieblas que lo mantienen atado y cautivo. Este propósito singular es claro, porque tan pronto como el encuentro termine, él vuelve a subir al barco y regresa al lado judío del lago (5:21).
Este hombre poseído por un espíritu maligno es “otro” en cada sentido de la palabra—es gentil, vive entre las tumbas y por eso está profundamente inmundo, es salvaje e incontrolable, está fuera de juicio, parece más un animal que un ser humano. Miedo “del otro” tal vez mantuvo a los discípulos sentados en el barco (no escuchamos nada de ellos en este encuentro), pero la misión de Jesús lo lleva directamente a estar en la presencia de este varón.
Vemos que Jesús le ofrece tres regalos a este hombre como parte de su misión de recate y restauración.
Primero: Jesús lo VE. A pesar de su apariencia y conducta sub-humanas, la humanidad de este hombre no está oculta ante los ojos de Jesús. Él mira a este ser quebrantado y arruinado y ve la imagen de Dios—y habla palabras de liberación que permiten que esa imagen se restaure. Marcos describe la nueva realidad de este hombre así: estaba “sentado allá, completamente vestido y en su sano juicio” (v. 15, NTV).
Segundo: Jesús SE SIENTA con él. Aunque su estadía por ese lado del lago es breve, Jesús no simplemente organiza una misión rápida de rescate; se sienta con el hombre restaurado, ofreciéndole los regalos de presencia, conversación y relación. Jesús no tiene apuro; permanece un buen rato con este nuevo amigo.
Tercero: Jesús lo ENVÍA. La gente de esa región se queda atemorizada por la transformación que ha ocurrido en este hombre; tienen miedo de lo que no entienden y piden que Jesús salga de su región. El hombre restaurado ruega unirse a Jesús, pero el Señor le ofrece algo que probablemente jamás habría esperado: una comisión. “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti” (v. 19, RV). Y con una obediencia gozosa y sin cuestionar, este primer apóstol (“persona enviada”) en el Evangelio de Marcos sale para visitar las Diez Ciudades con su historia de rescate y redención. Debe haber sido un testigo eficaz, porque la próxima vez que Jesús llega a la región de las Diez Ciudades, ¡cuatro mil personas salen a su encuentro (7:31–8:21)!
Escrituras
Acerca de este Plan
En Marcos 5–7, vemos a Jesús y los discípulos haciendo un “zig-zag”, cruzando varias veces el Lago de Galilea, de un lado para otro. Los discípulos debían haberse sentido un poco desorientados a veces con todo ese movimiento, pero Jesús está claramente en control de su itinerario. Parece estar en una misión muy intencional en estos capítulos, y ninguno de sus encuentros con las personas es por casualidad o no anticipado. ¡Está atento a la invitación a participar con Jesús en un viaje misional que cruza fronteras!
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://onemissionsociety.org/