Los Regalos De La Vida Misional: Un Viaje De 5 Días, Explorando Los Regalos Del Espíritu Santo Para La Vida MisionalMuestra

El regalo de presencia

El Espíritu Santo nos llama a la misión y provee los regalos necesarios para el vivir misional fructífero. Ayer miramos el regalo del poder del Espíritu. Hoy nos regocijamos en el regalo de su presencia.

En un pasaje frecuentemente llamado “la Gran Comisión” (Mateo 28:16–20), el Jesús resucitado habla con los once discípulos en una montaña en Galilea. Empieza con estas palabras de consuelo y confianza: “Toda la autoridad en el cielo y en la tierra me ha sido dada” (v. 18). Entonces les da sus órdenes de marcha, un mandato misional que pertenece no solo a estos once varones sino también a todos los discípulos de Jesús en todo tiempo y en todo lugar. El imperativo central en esta comisión es “hacer discípulos de todas las naciones”—esto cubre la cuestión de dónde se va a realizar la misión. ¿Cómo la van a llevar a cabo? Por bautizar a estos nuevos discípulos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y por enseñarlos a obedecer todo lo que Jesús les había enseñado.

¡Es una comisión desafiante! Y es fácil imaginar que estos once varones tal vez se hayan sentido un poco desconcertados con ella. Estaban todavía tratando de comprender la resurrección--¡y ahora Jesús les da un imperativo misional que es obviamente demasiado grande para ellos! Así que Jesús, con su típica ternura y consideración, les da también un regalo precioso—la aseguranza que no estarán haciendo esta misión solos. “Recuerden”, les dice, “yo estoy con ustedes siempre, hasta el fin del tiempo” (v. 20). Les ofrece el regalo de su presencia constante, la cual ya les ha prometido a través de su Espíritu que morará en ellos (Juan 14:17).

El Espíritu que llama a los discípulos de Jesús a estar en misión también los empodera y acompaña con su presencia constante. ¡Gracias sean a Dios!