Los Regalos De La Vida Misional: Un Viaje De 5 Días, Explorando Los Regalos Del Espíritu Santo Para La Vida MisionalMuestra

Provisión para la misión

Nos hemos estado regocijando en los regalos del Espíritu Santo para la vida misional—el poder y la presencia del Espíritu para los que son llamados por el Espíritu. El poder del Espíritu Santo provee el combustible para la misión a la cual nos llama y sus presencia nos asegura que no estamos solos, llevando la misión por nuestra propia fuerza.

Vimos en Hechos 13 como Bernabé y Saulo respondieron al llamado del Espíritu a una vida misional. Durante años de obediencia fiel a ese llamado, Saulo (quien se convirtió en el Apóstol Pablo) aprendió muchas lecciones sobre depender de los recursos del Espíritu para llevar a cabo la misión. En Filipenses 4, Pablo nos da un vistazo de otro regalo del Espíritu Santo para loso que están en misión con Jesús: la provisión. Pablo escribe esta carta a una iglesia local que ha sido su socio misional durante sus viajes alrededor del Mediterráneo para predicar el evangelio. A veces durante ese ministerio itinerante, Pablo ha podido ser bi-vocacional, trabajando a tiempo parcial como hacedor de tiendas para sostenerse en su trabajo de evangelista (véase Hechos 18:1–4). Pero la mayoría del tiempo, la misión era tan urgente y tan exigente que Pablo le daba el 100% de su tiempo. En aquellas temporadas, él dependía de la hospitalidad y apoyo generosos de las iglesias locales para suplir sus necesidades básicas. Observa cómo esto nos lleva de nuevo a lo que vimos en la historia del llamado de Pablo (Hechos 13): Pablo tenían una conexión profunda con la iglesia local y no intentaba ser “solista”; tanto Pablo como las iglesias estaban atentos para discernir el llamado y la dirección del Espíritu Santo. Pablo tenía la humildad suficiente para aceptar la ayuda de la iglesia; y esta se gozaba de ser su socia.

La iglesia filipense, a pesar de existir en circunstancias económicas difíciles, demostró una generosidad asombrosa para con el ministerio de Pablo y para con otros cristianos necesitados (véase 2 Cor. 8:2–5). Se permitían ser usados como el brazo del Espíritu para la provisión de las necesidades de Pablo—y Pablo se permitió recibir esa provisión con gracia y gratitud.

Cuando el Espíritu Santo nos llame a entrar en la misión de Jesús, nos capacita con los regalos de su poder y su presencia. Y él será el Proveedor de nuestras necesidades mientras respondemos en obediencia al llamado.