LOS OJOS PUESTOS EN LAS NACIONES: Un viaje de 5 días, explorando el corazón persistente de Dios por las nacionesMuestra
Bendecido para bendecir a las naciones
Si empiezas a leer la Biblia en Génesis 1, al llegar al capítulo 11 de ese libro, algunos aspectos globales de nuestra Historia se han puesto abundantemente claros. Dios diseñó un mundo bello y maravilloso; después creó a los seres humanos para que participaran con El en gobernar y cuidar esa buena creación. Ese diseño original proveyó lo necesario para que hubiera armonía e intimidad entre los seres humanos y Su Creador, y entre los seres humanos y el resto de la creación. Trágicamente, la humanidad se rebeló contra el buen plan y los buenos propósitos de Dios (Génesis 3). Esa elección pecaminosa infectó a toda la raza humana y la creación misma fue dejada gimiendo en una condición distorsionada (lee Romanos 8:20–23). Mientras leemos Génesis 3–11, hay una clara sensación de que los efectos del pecado van subiendo vertiginosamente, y nos preguntamos, ¿existe una solución para este desastre?
Entonces llegamos a Génesis 12, y el plan divino de rescate y redención empieza a desenvolverse delante de nuestros ojos. Dios llama a un hombre, Abraham, y le hace promesas asombrosas, prometiendo bendecirlo de maneras extraordinarias y hacerlo el padre de una gran nación. Para Abraham, debe haber parecido demasiado bueno para creerlo, ¡siendo él un hombre viejo sin hijos con una esposa anciana! (Aquí hay pistas y pautas de las maneras inesperadas por las que el plan de Dios va a desarrollarse.)
A primera vista, el llamado de Dios en la vida de Abraham parece ser un enfoque restringido, como si Dios hubiera quitado la vista de la humanidad en general para concentrarse exclusivamente en una sola familia. Pero inmediatamente el Señor deja en claro que sus ojos siguen estando sobre las naciones y que el llamado de Abraham es para bendecir a “todos los pueblos” o “todas las familias de la tierra” (Gén. 12:3).
El rol de Abraham en este plan redentor se resume en un solo imperativo: “¡VE!” (v. 1). Y su respuesta está totalmente alineada con el imperativo: “Entonces Abraham fue” (v. 4). No se registran preguntas; no hay negociaciones, buscando de Dios una mejor opción. Hay una obediencia inmediata y directa, con confianza completa en Aquel que ha llamado—aun antes de que Abraham reciba una idea de su destino (v. 2).
Los ojos de Dios siguen puestos en las naciones con propósitos redentores (“bendición”). Su plan es lograr estos propósitos a través de la obediencia fiel de su pueblo.
Escrituras
Acerca de este Plan
En esta serie de cinco días con lecturas de varias partes de la Biblia, vamos a ver cómo “las naciones” siempre han sido el objeto del amor de Dios y cómo El llama consistentemente a Su pueblo a unirse con El en Su misión de rescatar y redimir a hombres y mujeres de cada tribu y lengua y pueblo y nación. También exploraremos las implicaciones de esto para las personas que desean vivir vidas misionales, alineadas con los propósitos de Dios.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://onemissionsociety.org/