LOS OJOS PUESTOS EN LAS NACIONES: Un viaje de 5 días, explorando el corazón persistente de Dios por las nacionesMuestra
Comisionados por y para las naciones
Durante Su vida y ministerio, Jesús fue la expresión en carne y hueso, viviendo y respirando, la misión de Dios para con la humanidad. Él era plenamente humano—un ser humano haciendo lo que los seres humanos siempre fueron diseñados para hacer; fue el portador de la imagen y el inaugurador del reino por excelencia. También fue plenamente divino—haciendo lo que solo Dios puede hacer, reparando completamente la brecha que el pecado había creado, para que el reino pueda venir en plenitud y para que la imagen de Dios—distorsionada y opacada por el pecado—pueda ser restaurada a su belleza en los seres humanos.
En momentos clave en Su vida y ministerio, Jesús dice y hace cosas para recordar a sus seguidores judíos que los propósitos redentores de Dios siguen llevándose a cabo con la vista puesta en las naciones. Jesús va intencionalmente a personas que habitan los márgenes de la identidad judía (como los samaritanos) y recibe con gracia sanadora a los que están fuera de las fronteras étnicas y culturales de Su pueblo (como el demoniaco de Gerasa en Marcos 5 o la mujer de Siro-Fenicia en Marcos 7). No convierte estos encuentros en puntos de enseñanza directa para sus discípulos, pero vive delante de ellos el alcance de Su misión que rompe barreras. El vínculo explícito entre lo que hace y lo que les pedirá que hagan viene después de la resurrección.
Cuando Jesús está por regresar a Su Padre y a tomar Su lugar en el trono del universo, El deja a Sus seguidores con una comisión explícita. Esta declaración de misión se da, en formas diferentes, en cada uno de los cuatro Evangelios en el Nuevo Testamento (Mateo, Marcos, Lucas, Juan), pero la versión de Mateo es la más detallada. El imperativo central, el corazón de la misión, es hacer discípulos. ¿Cómo lo harán? Yendo. ¿A dónde irán y quiénes serán estos nuevos discípulos? Todas las naciones. ¿Qué estrategia usarán? Enseñar a los nuevos discípulos—en todas las naciones—a obedecer a todo lo que Jesús ha ordenado. Dos cosas se subrayan esta parte final de su misión. Primera: No existe distinción entre los discípulos judíos originales y los que se unirán con ellos en todas las naciones; la expectativa es la misma, la obediencia. Segunda cosa: Obedecer todo lo que Jesús ordenó, incluirá obedecer Su mandamiento de hacer discípulos, así que los nuevos discípulos de Jesús en todas las naciones también se convertirán en hacedores de discípulos.
La tarea central de Jesús entregada a Sus seguidores es hacer discípulos de todas las naciones. En nuestro momento histórico, hacer esto tal vez involucra tanto recibir como ir. El mandato de IR a las naciones sigue vigente, pero en muchos lugares del mundo, las naciones están llegando a nuestra ciudad o región y esto significa que nuestra tarea es recibirlas. Yendo o recibiendo, la comisión es la misma—ser discípulos que hacen discípulos que hacen discípulos.
Escrituras
Acerca de este Plan
En esta serie de cinco días con lecturas de varias partes de la Biblia, vamos a ver cómo “las naciones” siempre han sido el objeto del amor de Dios y cómo El llama consistentemente a Su pueblo a unirse con El en Su misión de rescatar y redimir a hombres y mujeres de cada tribu y lengua y pueblo y nación. También exploraremos las implicaciones de esto para las personas que desean vivir vidas misionales, alineadas con los propósitos de Dios.
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Nos gustaría agradecer a One Mission Society por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://onemissionsociety.org/