LOS OJOS PUESTOS EN LAS NACIONES: Un viaje de 5 días, explorando el corazón persistente de Dios por las nacionesMuestra

Un coro glorioso de muchas naciones, muchas lenguas y muchas culturas

En Apocalipsis 5, Juan nos presenta con una mirada asombrosa a la realidad actual en el mundo celestial, no menos real por ser algo normalmente invisible ante los ojos terrenales. Es una escena de adoración exuberante, concentrada en la obra redentora del Cordero de Dios (Jesús). Todo el cielo se regocija que Jesús, el León de Judá, es también el Cordero inmolado de Dios. Y es precisamente por Su sacrificio que Jesús logró lo que Dios siempre había deseado: “tu sangre pagó el rescate para Dios de gente de todo pueblo, tribu, lengua y nación” (5:9, NTV).

En Apocalipsis 7, este pueblo redimido—multi-nacional, multi-cultural, multi-étnico y multilingüe—se describe como “una vasta multitud” que está parada ante el Trono de Dios en diversidad gloriosa: “Después de esto vi una enorme multitud de todo pueblo y toda nación, tribu y lengua, que era tan numerosa que nadie podía contarle. Estaban de pie delante del trono y delante del Cordero. Vestían túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmeras” (7:9, NTV). Esta multitud innumerable levanta su voz en un rugir bullicioso—probablemente un grito en múltiples idiomas—proclamando: “¡La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero!” (v. 10).

Esta es la realidad de los santos que ya han entrado en la presencia de Dios y el Cordero, es la realidad que somos llamados a perseguir e imitar como comunidades misionales de adoración en nuestro “aquí y ahora”, y es la realidad eterna en la cual somos invitados a entrar, al lado de todos los discípulos hacedores de discípulos de Jesús de todos los rincones del planeta. ¿Puedes gritar un aleluya?

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