La Esperanza De Dios Para Los Huérfanos: Todo Niño Merece Una FamiliaMuestra

Moisés es uno de los más grandes líderes del Antiguo Testamento, pero su historia comienza con angustia tanto para él como para su madre. La madre de Moisés lo puso en la canasta para salvar su vida, no porque ella quisiera eso, sino porque ella creía que no había otra opción. Las presiones sociales que la rodeaban estaban fuera de su control. Ella amorosamente lo colocó en lo que ella consideró que era el mejor lugar y el mejor momento para así darle una oportunidad de sobrevivir.

Este aspecto de la historia de Moisés no es totalmente único. Lamentablemente, historias como esta se repiten una y otra vez en nuestro mundo actual. Todos los días, miles y miles de padres se encuentran en una situación imposible. Muchas familias pobres y sin la capacidad de cuidar a sus hijos se encuentran atrapadas entre la espada y la pared, y recurren a orfanatos, a menudo financiados por personas cristianas bien intencionadas, en busca de ayuda.

Los orfanatos suelen ser vistos como una forma de brindar el apoyo social que necesitan las familias con dificultades. Estas instituciones aparentemente ofrecen la promesa de una vida mejor para los niños en situación de pobreza al brindar refugio, alimentos nutritivos y educación. Con la esperanza de asegurar un mejor futuro para sus hijos, los padres los entregan amorosamente a los orfanatos.

Sin embargo, esos padres a menudo desconocen los perjudiciales efectos físicos y psicológicos a largo plazo de crecer en un entorno institucional. Los niños que crecen en orfanatos tienen 10 veces más probabilidades de caer en trabajos de índole sexual, 40 veces más probabilidades de tener antecedentes penales y 500 veces más probabilidades de suicidarse.

Las investigaciones más recientes revelan que el 80 % de los niños que viven en orfanatos tienen al menos un progenitor padre o madre vivo. Como pastor, organicé viajes a lugares pobres para construir orfanatos para niños que creía que eran huérfanos. Nunca pasó por mi cabeza preguntar si los niños que vivían en las instalaciones que estábamos construyendo tenían familia. Simplemente, asumí que no tenían (y no soy el único que piensa así).

Al igual que yo, la gran mayoría de los cristianos de buen corazón con los que hablo y que apoyan orfanatos internacionales no tienen idea de que las camas están llenas de niños con familias que podrían cuidar de ellos con un poco de apoyo. Una solución que comenzó por el noble motivo de cuidar a los niños sin padres, se ha convertido en un sistema que está separando involuntariamente a los niños de sus familias.

Nosotros que amamos a los huérfanos, tenemos la capacidad y la responsabilidad de hacer las cosas mejor. Todo niño merece una familia que pueda brindarle hoy la estabilidad y esperanza que necesita para un mejor futuro mañana.

Oración:

Padre, hoy recordamos la angustia que la madre de Moisés enfrentó al ponerlo en una canasta confiando en ti para su supervivencia. Del mismo modo, hoy muchas familias se encuentran en situaciones desesperadas buscando lo mejor para sus hijos, pero incapaces de proveerlo. Señor, por favor, abre nuestros ojos a las necesidades de estas familias y niños. Ayúdanos a actuar con sabiduría y compasión al apoyar soluciones que mantengan a las familias unidas y brinden a cada niño la estabilidad, el amor y la esperanza que se merecen. En el nombre de Jesús, amén.