La Esperanza De Dios Para Los Huérfanos: Todo Niño Merece Una FamiliaMuestra

Mientras Dios pintaba un cuadro de cómo sería su pueblo elegido, él dirigió su atención hacia el futuro. ¿Cómo se transmitirían sus deseos y decretos a las generaciones futuras? Para lograrlo, Dios no eligió establecer la estructura de un salón de clases; Él eligió aprovechar la estructura que creó al principio: ¡la familia!

La familia ya tiene todos los elementos de desarrollo necesarios para que las generaciones futuras conozcan a Dios y lo amen con todo su corazón. Un sano entorno familiar es amoroso, confiable y está disponible las 24 horas del día. Tan solo piensa en toda la cantidad y calidad de tiempo disponible para transmitir la historia de Dios y las verdades bíblicas.

La historia de Dios se puede transmitir mientras los niños están descansando en casa en un día común; mientras la familia va junta al supermercado; cuando los niños se están acostando a dormir y mientras los miembros de la familia disfrutan de la presencia mutua mientras comen reunidos alrededor de la mesa (versículo 7). Incontables horas de verdad se pueden compartir intencionalmente, pero los niños inconscientemente aprenden algunas de las lecciones más poderosas de la vida al observar a sus padres vivir las realidades de la fe.

De esta manera, se aprende mucho más de lo que se enseña. ¡No hay otra estructura institucional que pueda replicar efectivamente la estructura de la familia! Todo niño merece una familia que les muestre lo que significa ser parte de la familia de Dios.

Oración:

Padre, gracias por el regalo de la familia y por el papel que desempeña en fomentar la fe y en proclamar tu verdad. Oramos por los niños huérfanos y vulnerables que anhelan la oportunidad de crecer en una familia amorosa, donde puedan aprender de ti tanto a través de las palabras como de las acciones. Ayúdanos a ser tus manos y tus pies para asegurarnos que cada niño tenga la oportunidad de experimentar el amor, la confianza y el cuidado que solo una familia puede brindar. En el nombre de Jesús, amén.