Ekklesía: más que un momento, un movimiento.Muestra

Día 3: Es nuestro turno

Si alguna vez has visto un partido de fútbol, sabes que hay dos tipos de personas en el estadio: los que están en la cancha sudando la camiseta y los que están en las gradas gritando indicaciones como si fueran los entrenadores: "¡Pégale con la izquierda!", "¡Corre más rápido!". Sin embargo, la verdad es que sus gritos no cambian el juego.

La Iglesia no fue diseñada para ser un estadio lleno de espectadores. Dios nos ha dado talentos y habilidades para ser jugadores activos en su equipo. Pablo lo explica en 1 Corintios 12:12-31, comparando la Iglesia con un cuerpo: cada uno de nosotros es una parte diferente, y todos somos esenciales.

Todos tenemos un papel

Algunos son manos que sirven, otros bocas que enseñan, pies que llevan el evangelio o corazones que consuelan. Si piensas que tu papel no es importante, imagina tratar de escribir sin pulgar o caminar sin pies. Dios te creó con un propósito, y la Iglesia necesita lo que tú aportas.

¿Y tú?

No importa si eres introvertido o extrovertido, si cantas como un ángel o desafinas en la ducha, Dios tiene un lugar para ti. No fuiste diseñado para ser un espectador, sino un participante activo en su obra.

Preguntas para reflexionar:

• ¿Cuáles son tus dones y cómo los estás usando en la iglesia?
• ¿Sientes que estás en la cancha o en las gradas?
• ¿Cómo puedes empezar a involucrarte más activamente?

Oración:

Señor, gracias por darme un lugar en tu Iglesia. Ayúdame a descubrir mis dones y a usarlos para bendecir a otros. Quiero ser parte activa de tu obra, no solo un espectador. Amén.

Recuerda:

Dios no te llamó para ver el partido desde las gradas. ¡Es hora de ponerte la camiseta y asumir tu papel como parte de su equipo!