Ekklesía: más que un momento, un movimiento.Muestra

Día 6: Enemigo interno

Si has jugado alguna vez en cualquier equipo deportivo, sabes que hay dos tipos de oponentes: los que están al frente y los que, sin querer, juegan en tu contra desde adentro. Nada es más frustrante que perder un partido porque tu propio equipo está descoordinado, discutiendo o simplemente no se pasan el balón.

La Iglesia enfrenta algo similar. Muchas veces, el mayor desafío no viene de afuera, sino desde adentro: la división, los malentendidos, los celos, la falta de perdón. Y esto no es nada nuevo; Jesús lo sabía, por eso en Juan 17:20-23 oró por la unidad de sus seguidores.

La oración de Jesús

Jesús pudo haber pedido cualquier cosa en su última oración antes de ir a la cruz, pero lo que más le preocupaba era que su Iglesia fuera una "para que el mundo crea" (v. 21). En otras palabras, nuestra unidad es un testimonio vivo del amor de Dios. Cuando estamos divididos, el mensaje pierde fuerza.

¿Por qué nos cuesta tanto?

La unidad no es fácil. Todos tenemos diferentes formas de pensar, experiencias y personalidades. Pero el problema no es la diversidad. El problema es cuando permitimos que nuestras diferencias nos separen en lugar de enriquecernos.

A veces, es algo tan simple como un comentario malinterpretado, un desacuerdo en la música de la iglesia o hasta un lugar ocupado en el estacionamiento. Si lo dejamos crecer, se convierte en una barrera.

Construyendo puentes

Ser parte de la Iglesia significa trabajar juntos, incluso cuando sea difícil. La unidad no significa que todos pensamos igual, sino que amamos igual. Que aprendemos a escuchar, a perdonar rápido y a poner a otros por encima de nuestras preferencias.

Si queremos que la Iglesia sea fuerte, tenemos que estar dispuestos a ceder, a pedir perdón y a recordar que, al final del día, todos estamos en el mismo equipo.

¿Y tú?

• ¿Has dejado que algo pequeño se convierta en un obstáculo para tu relación con otros en la iglesia?
• ¿Cómo puedes ser un agente de unidad y no de división?
• ¿Qué puedes hacer hoy para fortalecer la unidad en tu comunidad?

Oración:

Señor, ayúdame a ser un constructor de unidad y no un agente de división. Dame un corazón dispuesto a perdonar y amar a mis hermanos en la fe, aun cuando sea difícil. Que nuestra unidad sea un reflejo de tu amor. Amén.

Recuerda:

La Iglesia es más fuerte cuando estamos unidos. No permitas que pequeñas diferencias se conviertan en grandes muros. ¡Todos somos parte del mismo equipo!