Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

El Llamado a Cuidar: Es su problema, no mi problema Hay mucha gente, hay mucho pecado, hay muchos perdidos, hay muchos que se han apartado. Debo confesar que mi trabajo de ayuda y restauración a veces se hunde porque me siento abrumado. ¿Usted también? Entonces, hoy traigamos de regreso solo a uno. Mire a su alrededor, elija una persona cercana a usted, que parezca que ha perdido la fe. Cuide de esa sola persona, quizás sea su propio hermano. “Entonces Jehová preguntó a Caín: --¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: --No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9). Esta pregunta, que se hizo para encubrir un asesinato, se ha convertido en un lema para racionalizar la indiferencia ante las luchas de los demás. Caín pensó que la respuesta era obvia: ¡No! Pero Dios piensa lo contrario; en efecto, es una de las principales razones por las que estableció las familias y las congregaciones, para que nadie se deslice por entre las grietas sin que lo noten, sin que lo cuiden, sin que lo lamenten. Eso es lo que significa la compasión: que estemos dispuestos a sentir el dolor ajeno, a ayudarle a llevar las cargas a la otra persona, a preocuparnos por el destino eterno de otra persona.El Llamado a Cuidar: Es su problema, no mi problema Hay mucha gente, hay mucho pecado, hay muchos perdidos, hay muchos que se han apartado. Debo confesar que mi trabajo de ayuda y restauración a veces se hunde porque me siento abrumado. ¿Usted también? Entonces, hoy traigamos de regreso solo a uno. Mire a su alrededor, elija una persona cercana a usted, que parezca que ha perdido la fe. Cuide de esa sola persona, quizás sea su propio hermano. “Entonces Jehová preguntó a Caín: --¿Dónde está Abel, tu hermano? Y él respondió: --No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9). Esta pregunta, que se hizo para encubrir un asesinato, se ha convertido en un lema para racionalizar la indiferencia ante las luchas de los demás. Caín pensó que la respuesta era obvia: ¡No! Pero Dios piensa lo contrario; en efecto, es una de las principales razones por las que estableció las familias y las congregaciones, para que nadie se deslice por entre las grietas sin que lo noten, sin que lo cuiden, sin que lo lamenten. Eso es lo que significa la compasión: que estemos dispuestos a sentir el dolor ajeno, a ayudarle a llevar las cargas a la otra persona, a preocuparnos por el destino eterno de otra persona.