«Un Intercambio Glorioso»Muestra
«Verdadera vocación»
En cierta oportunidad, una discípula de Teresa de Calcuta, le expresó que su mayor deseo era servir entre los enfermos de lepra, que sin duda esa era su vocación. Es probable que muchos de nosotros la hubiéramos felicitado por ese sentimiento tan noble y la hubiéramos animado a hacerlo, pero Teresa le indicó: «Te equivocas por una sola cosa, y es que la única vocación para un hijo de Dios es pertenecerle a Él, y Él es el que provee los medios para expresar esa pertenencia». La vocación no son los leprosos, sino «Cristo».
En otra oportunidad, un joven que tenía mucho dinero se acercó a Jesús, y le preguntó: «¿Qué bien tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Jesús le respondió: «Guardar los mandamientos», y le describió algunos de ellos. El joven le dijo: «Todo esto lo he guardado desde mi juventud, ¿qué más me falta?» Entonces Jesús «mirándole, le amó».
¡Me resulta tan especial que la Escritura aclare que antes de hablar y responder, Jesús «le amó»! Concretamente, porque el amor no es cómplice del error. El amor procura salvar, dice la verdad y conduce a la vida. Y entonces prosiguió: «Vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz».
Jesús le estaba diciendo: «¡Dame el gobierno de tu corazón, no me uses para acrecentar tu bienestar, dame el control de tu vida, como la viuda pobre que da todo su sustento, porque donde está tu tesoro allí está tu corazón!» El dinero nos permite hacer lo que nos gusta, pero Dios no quiere que hagas lo que a ti te gusta, sino todo lo que a Él le gusta. La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. «No se puede vivir para Dios si se quiere vivir para uno mismo».
La historia cuenta que al escuchar la respuesta de Jesús, este joven se fue triste. Era mucho el dinero que tenía y las finanzas ocupaban un lugar muy importante en su corazón. Jesús le dijo: «Si el dinero es un estorbo para que yo sea el único que está sentado en el trono de tu vida, entonces sácatelo de encima, porque no se puede amar a dos señores. Tu corazón debe tener un dueño, y esa es la decisión que tú debes tomar».
Escrituras
Acerca de este Plan
Éste devocional analiza las falencias que como cuerpo de Cristo tenemos, y de la misma manera nos muestra una salida para dejar atrás dicha problemática, llegando a la conclusión que por medio de intercambios gloriosos, «perder es ganar».
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Nos gustaría agradecer a Fabián Liendo en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.elcentronetwork.com y http://www.facebook.com/Kyosko