«Un Intercambio Glorioso»Muestra
«Perder es ganar»
Recuerdo que en los días que Dios estaba alumbrando mi entendimiento en cuanto a la comprensión del reino, en medio de una oración me interrumpió para decirme: «Hijo, ¿cuándo vas a dejar de soñar, y me vas a dejar a mí soñar con tu vida?». Lo recuerdo como uno de los días más importantes en mi vida. Era tan claro y veraz que me sorprendí a mí mismo, de haber tenido velada esta verdad tan simple como vital por tanto tiempo. En ese instante, todo el evangelio empezó a pasar por mi cabeza, pasaje tras pasaje, cada enseñanza, todo lo aprendido desde mi niñez.
Recordé a Jesús diciéndole a Nicodemo que es necesario nacer de nuevo, y que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Que para ello es necesario morir, ya que nadie puede nacer de nuevo si primero no muere. Morir a uno mismo incluye todo: deseos, bienes materiales, ambiciones personales, proyectos de vida, sueños... ¡todo! También fue Jesús quien dijo: «El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo». Y continuó diciendo: «También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró». Cada una de estas personas entendió que no tendrían «el tesoro» si antes no vendían primero todo lo que tenían. Claro que esa decisión estaba puesta sobre la valoración de ese «tesoro«, la cual era tan alta como para vender todo lo que tenían a cambio de quedarse con él.
Es importante recordar que Jesús fue quien primero perdió todo por amor a nosotros, convirtiéndonos así en una perla de gran precio. Si no dejamos todo para honrarlo a Él, entonces seguimos siendo nosotros la perla de gran precio, y no Él. El apóstol Pablo se refiere a este tema diciendo: «Pero cuántas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aún estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo».
Acerca de este Plan
Éste devocional analiza las falencias que como cuerpo de Cristo tenemos, y de la misma manera nos muestra una salida para dejar atrás dicha problemática, llegando a la conclusión que por medio de intercambios gloriosos, «perder es ganar».
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Nos gustaría agradecer a Fabián Liendo en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.elcentronetwork.com y http://www.facebook.com/Kyosko