Siete Lecciones Que Podemos Aprender De Los Israelitas Y Su Viaje Por El DesiertoMuestra

Su Presencia

Moisés estaba bien familiarizado con la presencia de Dios. Él pasaba días en la presencia de Dios recibiendo mensajes que luego les daría a los israelitas. Él incluso pidió ver la gloria de Dios y Dios pasó delante de él. Él era amigo de Dios. A diferencia de los israelitas, él tenía una relación cercana y personal con Dios. Ellos se alejaban de la presencia de Dios por temor. 

La presencia de Dios es el mayor regalo que Él nos da como creyentes. Podemos ser llenos de Su presencia. En Éxodo, se les dio instrucciones a los israelitas de cómo construir el tabernáculo de Dios para que de esta manera Su presencia tuviera un lugar donde morar, para encontrarse con ellos, y para estar entre ellos, por ser Su pueblo. Solamente los sacerdotes, y tan solo unos pocos escogidos, podían entrar al lugar santísimo donde residía la presencia de Dios. Antes de poder entrar, ellos tenían que pasar por un proceso de purificación, e incluso tenían una soga atada a ellos en caso de que Dios los matara en Su presencia por desagradarle o no cumplir con los requisitos necesarios para estar en ese lugar. La gloria y la presencia de Dios son cosas que no se deben tomar a la ligera. 

Podemos muy fácilmente dejar de darle el valor que esto tiene. Antes que el Señor Jesús viniera y muriera una vez y para siempre por nosotros para cubrir nuestros pecados y justificarnos delante de Dios, estos sacerdotes tenían que pasar por mucho para poder estar en la presencia del Señor. Ahora podemos disfrutar de la presencia de Dios todo el tiempo. ¡No hay nada como estar en la presencia del Señor! Tristemente, Israel tuvo muchas oportunidades para encontrarse con Dios y escogió mantenerse alejado dejando que Moisés se encontrara con Él en lugar de ellos. 

¿Cómo cambia tu vida cotidiana el solo hecho de que ahora eres templo del Espíritu Santo y tienes acceso a Su presencia todo el tiempo? ¿Te satisface el hecho de que Su presencia te sostiene y te llena y sea el regalo más grande que hemos recibido?

Oración: Gracias, Dios, que nos has dado tu presencia sin medida. Ayúdame a nunca dar por sentado lo cercano que estás de mí todo el tiempo y lo que significa tu presencia en mi vida. Gracias por transformarme en tu presencia para ser como tú. ¡Qué maravilloso regalo me resulta tu presencia!

Escrituras: Sal. 16:11; Éx. 33:14-15; Sal. 27:4; 1 Co. 3:16; Éx. 25:18; Sal. 23:6; Jn. 14:16