Siete Lecciones Que Podemos Aprender De Los Israelitas Y Su Viaje Por El DesiertoMuestra

El poder protector de Dios

A los israelitas les quedaban muchas batallas por pelear mientras estuvieran en el desierto, antes de que pudieran poner un pie en la Tierra Prometida. Dios fue delante de ellos en cada batalla y los sacó adelante. Él incluso los condujo por lugares evitándoles batallas para las cuales no estaban preparados. Es muy reconfortante saber que Dios nos evita las batallas que no podemos ganar, batallas que Él no ha ganado todavía para nosotros. 

Él tiene el poder de protegernos más que nuestra propia capacidad de protegernos a nosotros mismos. Cuando sabemos que Dios está con nosotros, ¿quién puede contra nosotros? Los israelitas tenían que aprender cuán real era la presencia de Dios con ellos; y, si tan solo se hubiesen detenido, escuchado y confiado, Él les hubiese mostrado la salida. Dios quería tener una relación permanente con ellos, conversar con ellos y no simplemente decirles lo que tenían que hacer. Moisés verdaderamente tenía el favor y la atención de parte de Dios al punto que en varias ocasiones le hizo peticiones y hasta incluso logró que cambiara de parecer. Cuando pensamos en esto es algo sorprendente. ¡Dios quiere ser nuestro amigo!

El poder protector de Dios está conectado a nuestra confianza y relación con Él. Cuando podemos apoyarnos en Él en medio de situaciones imposibles, sabiendo que Él va a respondernos, es cuando entonces Él nos confía asuntos de mayor envergadura. Dios quería confiarles a los israelitas la Tierra Prometida. Incluso Él les dijo que ya había ido delante de ellos y se las había entregado en sus manos. Lo único que tenían que hacer era ir y tomar la tierra. Al final terminaron enviando espías a la tierra para verificarla antes de entrar. Aquellos que, tuvieron fe al igual que Josué, regresaron y hablaron del tamaño de las cosechas y lo productiva que era la tierra; mientras que los que no tenían fe hablaron del tamaño de los gigantes que había en el lugar. Éstos terminaron teniendo más fe en el poder de aquellos gigantes que en el poder protector de Dios sobre sus vidas. Por eso fue que no pudieron tomar la tierra que se les había prometido. 

¿Has experimentado en tu vida el poder protector de Dios? ¿Le has visto ir delante de ti y darte la victoria en situaciones imposibles de tu vida? 

Oración: Gracias, Dios, por tu poder protector sobre mi vida. Gracias porque puedo confiar que vas delante de mí abriendo sendas a mi favor en cada circunstancia aparentemente imposible que me pueda encontrar. Ayúdame a recordar las palabras que me has dado y a poner mi confianza en ti más que en las circunstancias. Gracias porque quieres ser mi amigo y por tantos beneficios sorprendentes dentro de mi relación contigo. Ayúdame a no renunciar a ellos a causa del temor y mas bien escoger la fe. 

Escritura: Sof. 3:17; Sal. 23; Heb. 11:1; Fil. 4:6-7; Sal. 20:6; 1 Pedro 1:3-5; Ro. 8:38-39