Agotamiento PastoralMuestra

Día 6: Meditando en Su palabra

En la vorágine del ministerio, es común que el tiempo dedicado a la Palabra se reduzca a lo necesario para preparar enseñanzas o responder a demandas. Pero el alma del pastor necesita más que un texto para predicar: necesita alimento diario, reposado, personal. Meditar en la Palabra no es solo una disciplina, es una forma de descanso para el corazón agotado.

La meditación bíblica no consiste en estudiar para producir, sino en detenerse para recibir. Es permitir que una porción de la Escritura penetre más allá del intelecto, hasta tocar las fibras más profundas del alma. Es leer sin apuro, repetir una promesa en voz baja, pensarla, saborearla, orarla. Es dejar que la Palabra nos lea a nosotros.

Josué 1:8 promete éxito y dirección a quienes meditan en la Ley día y noche. El Salmo 1 describe a esa persona como un árbol firme, nutrido, constante. La clave no es la cantidad de versículos, sino la calidad del encuentro. Un solo pasaje, profundamente asimilado, puede restaurar lo que muchas palabras no logran.

Jesús mismo venció la tentación con la Palabra. La usó como espada, como ancla, como guía. En momentos de fatiga espiritual, necesitamos volver a esa fuente viva. No como tarea, sino como regalo. No como obligación, sino como oportunidad de escuchar la voz del Padre.

La meditación restaura porque nos reposiciona. Nos recuerda quién es Dios, qué ha prometido, y quiénes somos nosotros en Él. Nos alinea. Nos renueva. Nos sostiene.

Aplicación práctica: Escoge hoy un solo versículo. Escríbelo, repítelo durante el día y medítalo antes de dormir. Deja que sea tu alimento y tu refugio.