Orgullo

Hemos llegado al quinto día de vaciar nuestro ser. ¡Esto no ha sido fácil!

¿Cuántas veces Dios nos ha pedido que hagamos algo y no lo hemos hecho o lo hemos hecho a medias? Esto es orgullo. Somos nosotros diciendo: “Yo soy Dios y sé lo que es mejor para mí en esta situación”.

El orgullo está desenfrenado en el mundo actual. Orgullo por el prestigio personal, orgullo por los ingresos, orgullo por la capacidad, orgullo por la familia y mucho más. Este orgullo nos aleja de Dios y nos hace enfocarnos en nosotros mismos y en lo que podemos lograr.

Santiago 4:6-8 afirma que Dios se opone a los soberbios y muestra favor a los humildes. Necesitamos humillarnos ante el rostro del Señor para recibir Su favor. Cuando nos damos cuenta de que todo lo que tenemos y todo lo que hemos logrado es una bendición del Señor, no tenemos lugar para el orgullo.

Proverbios 16:18 incrementa el peligro del orgullo al decir que es el precursor de la destrucción. ¡El orgullo lleva a la destrucción! Si sabemos que esto es cierto, ¿por qué seguimos albergando orgullo por cosas insignificantes en nuestras vidas?

Para vivir una vida desbordante, debemos deshacernos del orgullo. Si queremos ser llenos del Espíritu, no hay lugar para el orgullo. Ora y pídele al Señor que revele cualquier orgullo oculto en tu vida para que puedas seguirlo plenamente.