Evidencia del EspírituMuestra

Bondad

“La sinceridad es lo principal. Una vez que has aprendido a fingir eso, lo habrás conseguido”.

Me reí de esas palabras en un cartel cuando las vi por primera vez, pero luego hice una mueca. ¡Es dolorosamente cierto! ¿Cómo nos mentimos unos a otros? ¿Cómo fingimos interés en las personas cuando en realidad solo sentimos aburrimiento o desdén? ¿Qué aplastante para nuestros espíritus cuando nos damos cuenta, dolorosamente, de que alguien solo estaba fingiendo que le agradamos?

¡Pero qué refrescante es para el alma ser ayudado por alguien que no tiene nada que ganar! He aquí otra de las evidencias seguras de la influencia del Espíritu Santo en los corazones humanos: “El fruto del Espíritu es . . . bondad” (Gálatas 5:22). En un mundo empresarial podrido por la codicia, la manipulación y el engaño, ¿qué tan alentador es darse cuenta de que la persona con la que estás haciendo negocios realmente se preocupa por tu bienestar? ¿Que su palabra es verdad? ¿Que tiene la intención de cumplir sus promesas?

¡Qué gran manera para ti y para mí de dar gloria a Aquel que nunca nos miente y que siempre está obrando para nuestro bien! El Evangelio de Cristo cambia la forma en que Dios nos mira. El Espíritu del Señor obrando a través de ese Evangelio también cambia la forma en que vemos a otras personas, no como competencia, molestias, obstáculos o tontos, sino como almas redimidas y valiosas con quienes podemos compartir la vida en el cielo. Somos vasos de la bondad de Dios.

Dios es bueno todo el tiempo. ¡Todo el tiempo bueno es Dios!