Fuerte Como Una MadreMuestra

Las personas tienen muchos consejos que dar a las mamás cuando se trata de dormir. Especialmente a las nuevas mamás. Ya sabes, repite conmigo: "duerme cuando el bebé duerma". Ah, perfecto, entonces no me bañaré, no lavaré ropa y mucho menos comeré. De hecho, si tú que lees esto tienes un bebé recién nacido, sí. Elige una de esas tres opciones (¡te recomiendo comer!) ¡y a dormir, querida! Además, te prometo que tu precioso angelito eventualmente dormirá más de 73 minutos continuos… y tú también lo lograrás.

Pero para los siguientes 17 años o quizá más, dormir podría parecer un tanto difícil de lograr. Hay mil pendientes que atender, mil cosas que planear y por las cuales preocuparse. El versículo de hoy es hermosamente sencillo y también lo es esta reflexión. Sí, todas las cosas y pensamientos permanecen. Haz una pausa, recuesta tu cabeza y confía en Jesús: Él te sustentará. Y duerme. No metafóricamente. De verdad, duerme.

Si necesitas hacer algunos ajustes prácticos en tu agenda para que esto sea posible, comienza a hacer ajustes hoy mismo. Me encanta lo que dice a la mitad de este versículo: "Vuelvo a despertar". Despierta de nuevo, recargada, renovada y lista para trabajar después de haber descansado.

Jesús, te entrego cada tarea, plan y preocupación en mi vida. Te pido a cambio un sueño reparador. Gracias por sostenerme en todo momento. Amén.

Consejo profesional: si conoces a la mamá de un recién nacido, acércate a ella hoy mismo y dale el dulce regalo de una siesta. En serio, ¡envíale un mensaje de texto a esa mujer en la que estás pensando ahora mismo!