¿Para quién lo haces?: Ahorro e Inversión

La construcción de riqueza bíblicamente no es un acto de magia, al contrario, la Palabra de Dios nos enseña que la riqueza se construye poco a poco, con paciencia, trabajo y fidelidad y que el ahorro es la base de este proceso ¿Por qué? Porque quien ahorra crea un hábito financiero que le permite desarrollar dominio propio, tener un monto que lo libre de caer en nuevas deudas cuando tenga algún imprevisto, crear una disciplina de consumo y además contar con la base de futuras oportunidades de inversión.

Ahorrar es un hábito que todos, sin importar nuestro nivel de ingreso, podemos desarrollar. No menosprecies los modestos comienzos (Zacarías 4:10), por el contrario, comenzar a ahorrar es la parte más difícil, como cualquier nuevo buen hábito que quieras desarrollar, pero a su debido tiempo verás un resultado de haber comenzado a hacerlo. Lo importante es hacerlo, no importa cuánto sea lo que inicias a ahorrar porque seguro cuando tengas que comprar una medicina no presupuestada, ese monto de ahorro, aunque parezca pequeño, será de gran ayuda en ese momento.

Para ahorrar es fundamental tenerlo separado de tus bolsillos físicos o electrónicos que normalmente usas y así evitar que se convierta en un dinero de fácil gasto, dejarlo en una cuenta aparte, llevarlo a una cooperativa de ahorro o pedir un débito automático de tu nómina para que sea depositado en un fondo de ahorro, son algunas formas de hacerlo. También puedes ahorrar en casa con alcancías y usando estrategias de ahorro diario, semanal o mensual con montos que se ajusten a tu nivel de ingresos. Un consejo es usar el 10-10-80: 10% de diezmo, 10% de ahorro y 80% de consumo.

Aunque si el 10% de ahorro se te hace aún difícil, comienza con al menos el 1%, pero ahorra. Con el ahorro tendrás también una base para aprovechar oportunidades de inversión. Recuerda que lo más importante de la inversión es tu motivación. Que esta no sea la de simplemente tener más dinero, sino que sea la de, primero honrar a Dios siendo buen administrador como la parábola de los talentos o monedas de oro (Mateo 25:14-30), y segundo que sea para poder proveer mejor a tu familia o tener libertad financiera para servir o para evitar incurrir en deudas futuras. Al invertir planea muy bien, ten en cuenta tu nivel de riesgo, las oportunidades reales y busca rodearte de personas expertas que te puedan dar un consejo objetivo. Y recuerda, siempre pregunta a Dios porque en la inversión es un proceso de planeación, motivación y autorización por parte de Dios.

Toma decisiones espirituales, no emocionales.