DÍA 1: FE, VERGÜENZA Y HONOR

Todo profesional busca en algo o tiene referencias de alguien que lo hizo mejor, y quien lo hizo como nadie se convierte en la referencia máxima de cómo hacer las cosas o incluso, cómo superarlas. Justo en este 2024, la ucraniana Yaroslava Mahuchikh batió el récord mundial de salto, inspirada y con la mira en superar la marca de 37 años atrás que nadie había superado. Ella lo logró.

Así como ella, Pablo nos incita a colocar nuestra fe, no en una marca, sino en un campeón, alguien cuya marca dividió la historia en dos, en alguien que ya ganó. Increíblemente, la carrera de vida de Jesús estuvo marcada por la cruz y la vergüenza que representaba. Ahora, si queremos ser seguidores de Jesús, debemos tomar nuestras propias cruces, la vergüenza que estas representan y seguirlo.

¿Por qué sería vergonzoso? A diferencia de muchas ideologías que pregonan orgullo, ser cristiano significa ser humilde y rebajarse a los demás para servirlos. Jesús lavó los pies de Sus discípulos, habló con gente indeseable, comió con gente impura, defendió a una prostituta, sanó a un romano, resucitó gente muerta; todo esto como vergüenza para la ley y, al mismo tiempo, cumplimiento.

Esa es nuestra carrera de fe, vergüenza y honor: creer en Jesús como campeón, vivir una vida que se incline a servir a los demás esperando el lugar de honor más preciado, que no está en un podio, sino que es celestial, junto a nuestro Señor.

Pregunta:

• ¿Qué está nublando mi mirada de ver a Jesús como campeón?
• ¿Cómo puedo aplicar el servicio a los demás en el deporte que practico?