La Luz que nos guía

Cantar el himno "Venid, fieles todos"

En una noche fría de diciembre, una niña caminaba junto a su abuelo por una calle adornada con luces navideñas. Las luces brillaban suavemente en las casas y árboles, creando un ambiente acogedor. Sin embargo, a lo lejos, la oscuridad parecía envolverlo todo, como si tratara de tragarse la luz.

"Abuelo, ¿por qué hay tantas luces en Navidad?", preguntó la niña, mirando las brillantes decoraciones.

"Las luces nos recuerdan algo muy especial", respondió el abuelo con una sonrisa, mientras señalaba las estrellas. "Hace mucho tiempo, el mundo estaba envuelto en una oscuridad aún más profunda. Pero Dios envió una luz resplandeciente para iluminar el camino a Su pueblo".

Con voz suave, el abuelo continuó: "Cuando Dios creó el mundo, lo llenó de luz y vida. Todo era perfecto. Pero cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios, el pecado trajo oscuridad, no solo física, sino espiritual. Esta oscuridad nos separó de Dios".

"Es como cuando apagan todas las luces en casa y no sabemos a dónde ir", dijo el abuelo. "Así estaba el corazón humano: perdido y sin rumbo. Pero Dios, en Su inmenso amor, prometió enviar una luz para guiarnos de regreso a Él. Esa luz es Jesús".

"Jesús vino a mostrarnos el camino de regreso a Dios", continuó el abuelo. "Él es como esta luz navideña que ilumina el camino en medio de la oscuridad, trayendo esperanza cuando todo está sombrío afuera".

Desde el principio de los tiempos, Jesús, el Verbo eterno, estuvo con Dios. Por medio de Él, todo fue creado (Juan 1:1-3). Pero el pecado trajo una oscuridad profunda, que nadie podía superar. La humanidad quedó atrapada y con un vacío espiritual. En Isaías 9:2, Dios prometió que una gran luz resplandecería sobre aquellos que caminaban en sombras y tinieblas. Esa luz es Cristo, quien vino a traer vida y esperanza.

En Navidad, celebramos que Jesús no solo es el Creador del universo, sino también el Salvador que vino a restaurar lo que el pecado había destruido. Él vino a un mundo sombrío para traer Su amor y la luz de Su verdad. Su nacimiento marcó el inicio de un nuevo amanecer, un camino hacia la redención que transforma nuestros corazones y nos devuelve a la presencia de Dios.

Reflexión:

En esta Navidad, tómate un momento para pensar en las luces que te rodean. ¿En qué áreas de tu vida necesitas la luz de Jesús? Él vino para iluminar nuestras sombras, darnos dirección, consuelo y esperanza. Su luz no solo brilla en los días festivos, sino en cada día de nuestra vida.

Oración:

Señor Jesús, gracias por ser la luz que ilumina nuestra oscuridad. En esta Navidad, ayúdame a caminar en Tu luz y a compartirla con aquellos que aún viven en tinieblas. Que Tu presencia traiga esperanza y alegría a mi vida y a todos los que me rodean. Amén.