El Dios de Jacob: El que convierte al usurpador en príncipe

Éxodo 3:6 Y añadió: «Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». Entonces Moisés se cubrió el rostro, porque tenía temor de mirar a Dios.

Jacob, un hombre lleno de engaño, como tú o como yo, que con actitudes quería las cosas sólo para su beneficio, ¿cuántas veces hacemos ciertas cosas sólo por nuestro beneficio? Querer la primogenitura por estatus y no por servicio o responsabilidad... "Quiero ser líder para que vean que puedo, para que vean que hay capacidad". ¿No seremos el Jacob no convertido que necesita encontrase con Dios para ser cambiados?

Jacob, huye por miedo tras engañar a su papá Isaac y a su hermano pero siendo primogénito... ¿cuántos primogénitos estarán huyendo de casa pues no la han manejado en el orden correcto?... ¿o han dejado su casa espiritual huyendo? ... el Dios de Jacob es el Dios que propicia la reconciliación, que hará que se dé la reconciliación con Esaú, los primogénitos debemos de tener una casa de reconciliación, y vea que Jacob, aunque primogénito ofrece ser siervo, ahora sí entendió la primogenitura, ahora entendió que la primogenitura y ser el primero se trata de servir a otros, como nuestro Señor nos enseñó en los Evangelios: el mayor sirve al menor.

Isaías 4:1 Porque siete mujeres echarán mano de un hombre en aquel día, diciendo: Nuestro pan comeremos y con nuestra ropa nos vestiremos; tan sólo déjanos llevar tu nombre; quita nuestro oprobio.

Estas siete mujeres me acuerdan un poco a la actitud de Jacob antes de encontrarse con Dios en Peniel, y es que ellas sólo quería el tñítulo, el nombre de aquel, más no querían las obligaciones del nombre. Muchas veces tenemos la actitud de esas mujeres, queremos los títulos, más no las responsabilidades, nos decimos cristianos, más no vivimos como tal, queremos un lugar de privilegio, más no queremos servir a los demás. Esta actitud es cambiada cuando tenemos un encuentro con el Señor, cuando nos encontramos cara a cara con lo que es verdadero y debe ser cambiado en nosotros por medio de Su Espíritu.

Salmos 146:5 Bienaventurado aquel cuya ayuda es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en el SEÑOR su Dios.

El Dios de Jacob es el que da esperanza, al que, a lo largo de su vida, con fallas familiares, del alma, y aún en el trabajo con Labán, es el Dios que no deja de pastorearnos. El Dios de Jacob es el que se encuentra con nosotros y “pelea” con nosotros toda la noche para cambiarnos, para cambiarnos el nombre, el que se dejar atrapar y que nos escucha decir “no te dejaré si no me bendices”. El Dios de Jacob es el que cambia nuestro caminar y golpea la pierna para que descansemos en la vara de Isaí.

El Dios de Jacob, es aquel que cambia la vida.