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Jesucristo: La resurrección

Leer: 1 Corintios 15:1-8; Romanos 6:9-10

EOAO: 1 CorintIos 15:3-4; Romanos 6:9

“En primer lugar os he enseñado lo que yo también recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).

"Pues sabemos que Cristo, como ha resucitado de los muertos, ya no volverá a morir; la muerte ya no tiene dominio sobre él" (Romanos 6:9).

En el texto

La resurrección de Jesucristo es el acontecimiento más significativo de la historia de la humanidad. Sin Él, simplemente tendríamos un Mesías muerto. En cambio, servimos a un Salvador que está vivo y reina (1 Corintios 15).

Las fuerzas del pecado y la muerte no pudieron retener a Jesús en la tumba. Su resurrección es la prueba definitiva de Su divinidad y el cumplimiento del plan redentor de Dios. Más de 500 testigos, incluidos Sus discípulos, vieron a Jesús vivo después de Su resurrección. Sintieron las heridas en sus manos y lo reconocieron, confirmando que efectivamente había resucitado de entre los muertos.

¡El mundo cambió gracias a la resurrección de Jesús! Vemos que la iglesia comenzó a florecer debido al mensaje de la resurrección de Jesús. Las tradiciones alrededor del mundo también cambiaron. Aunque hoy en día ya no se enseña esto tan ampliamente, podemos ver que la estructuración de la historia y los calendarios, está basada en el antes (la vida) y el después (la resurrección) de Cristo.

Si Jesús hubiera permanecido en la tumba después de su crucifixión, no habría esperanza para los creyentes. Nuestra fe estaría vacía y todavía estaríamos atrapados en nuestros pecados (1 Corintios 15:14). Pero debido a que Jesús resucitó de entre los muertos, tenemos esperanza del perdón de los pecados y la promesa de la vida eterna. Su resurrección asegura que la obra de Jesús fue suficiente y la muerte no tiene la última palabra.

Esta victoria sobre la muerte significa que aquellos que confían en Jesús comparten Su triunfo. Podemos declarar con confianza que el pecado ya no nos domina.

Oración

Querido Jesús, gracias por tu victoria sobre el pecado y la muerte. Ayúdame a vivir en la esperanza y la seguridad de tu resurrección. Fortalece mi fe y lléname de alegría, sabiendo que comparto tu triunfo y tengo la promesa de vida eterna. En tu nombre, amén.