No Te Pierdas en Tus Emociones- La Metáfora Del BosqueMuestra

PERDIDOS EN LAS EMOCIONES
En pocos espacios de conversación y debate se ha desatendido tanto el tema de las emociones como entre nosotros, los cristianos. No hemos sabido estudiarlas, entenderlas, ni encontrar qué nos dice Dios a través de las Escrituras sobre ese regalo suyo para cada ser humano, y quizá es momento de empezar a cambiar esto.
Tenemos un Dios sensible que, aun estando al control y gobierno del Universo que Él ha creado, se toma el tiempo y la molestia de responder, reaccionar y conectar con todo lo que sucede allí, y especialmente con nosotros, con quienes mantiene una relación especial.
Creados como somos, a su imagen y semejanza, lo que resulta desconcertante es cómo es posible que nosotros sepamos menos que nadie acerca del regalo precioso de lo que significan las emociones para la vida y desarrollo del ser humano, y que caigamos en los mismos extremos que quienes no han conocido la sensibilidad de Dios:
- O bien ignorarlas por completo.
- O darles un espacio de preeminencia que no les corresponde.
Esos dos puntos del continuo, que no pueden estar más distantes entre sí, nos siguen recordando que, demasiadas veces, no nos diferenciamos tanto de los que no conocen al Señor y que es necesario volver una y otra vez a preguntarle:
- ¿Qué quieres que sepa sobre todas estas cosas?
- ¿Cómo puedo ver e interpretar lo que siento desde tus ojos y tu corazón?
- ¿Qué me estoy perdiendo de este regalo que tú me das?
Porque son eso mismo: un regalo y cuando, por difíciles de entender, o por miedo a que “se nos cuele la psicología en la iglesia”, miramos para otro lado y las desatendemos sin tratar con ellas adecuadamente, solo nos parecemos al tercer siervo de la parábola de los talentos: negligente y que optó por la vía más fácil pero más equivocada.
Si un asunto (como este o cualquier otro) resulta difícil, pidámosle sabiduría a Dios y sigamos explorándolo todo y reteniendo lo bueno.
Dios no nos da nada que no sea precioso –aunque luego, por supuesto, está el desafío de usar aquello correctamente–. Él es alguien sensible que quiere que nosotros lo seamos alineados con Él y su Espíritu. ¿Lo somos?
La alternativa sería ser de piedra, ajenos a lo que sucede alrededor, cuando en realidad somos llamados al amor, a la verdad y a la justicia, y cuya ausencia no nos puede dejar indiferentes.
Acerca de este Plan

En pocos espacios de conversación y debate se ha desatendido tanto el tema de las emociones como entre nosotros, los cristianos. No hemos sabido estudiarlas, entenderlas, ni encontrar qué nos dice Dios a través de las Escrituras sobre ese regalo suyo para cada ser humano. Quizá es momento de empezar a cambiar esto. ¿Comenzamos?
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Nos gustaría agradecer a Lidia Martín por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: linktr.ee/LIDIAMARTINPSICOLOGA
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