Un corazón nuevo

La vida nueva es un renacer en Cristo que se manifiesta como una resurrección. Esta verdad, anunciada por los Profetas en el Antiguo Testamento, prefigura el don de la vida eterna que recibimos por medio del sacrificio de Jesús y la acción de Su Espíritu.

En los profetas encontramos promesas de un nuevo comienzo para el pueblo de Dios, que se cumple perfectamente también en los creyentes en Jesús.

En Ezequiel, Dios dice que nos dará un corazón nuevo y un espíritu nuevo, quitando todo lo que era viejo. Esta transformación es fundamental y profunda, pues nos permite vivir según Su voluntad y Su propósito de amor. También Isaías anuncia la esperanza de una renovación radical y maravillosa: hago algo nuevo, ahora brota, y se encamina hacia la floración. La vida nueva se cumple plenamente en Cristo; mediante Su muerte y resurrección, Jesús nos ofrece la posibilidad de una nueva existencia.

Pablo subraya que fuimos sepultados y resucitados de entre los muertos con Él, y en Su presencia caminamos hacia una vida nueva. Esta renovación no es un cambio superficial, sino que implica una profunda transformación interior que se refleja en la forma en que vivimos y nos relacionamos con los demás. Es un proceso continuo, hecho posible por la acción del Espíritu Santo, que nos guía en cada paso de nuestra vida cristiana.

Meditando los versículos de hoy, pide a Dios que renueve tu corazón y tu mente, permitiendo que Su vida se manifieste en ti y a través de ti. Así, podrás ser un testigo auténtico de Su gracia y poder en el mundo, viviendo cada día como un reflejo de Su amor.