Renovar la propia existencia

El apóstol Pablo se encuentra con un grupo de discípulos en Éfeso que, aunque eran creyentes, aún no habían recibido el Espíritu Santo.

Pablo les explica la verdad completa sobre Jesucristo y, después de que son bautizados, les impone las manos. Inmediatamente el Espíritu Santo desciende sobre ellos, y comienzan a hablar en lenguas y a profetizar, tal como sucedió con los discípulos en el día de Pentecostés.

Este episodio demuestra que el Espíritu Santo no estaba reservado solo para los apóstoles o los primeros creyentes, sino que es una promesa válida para todos los seguidores de Cristo, en cada generación. Tú, hoy, puedes experimentar al Espíritu Santo de la misma manera.

La experiencia de los efesios nos recuerda que, para recibir la plenitud del Espíritu, es necesario entregarse completamente a la voluntad de Dios.

Este acto de rendición no es una simple aceptación intelectual, sino confiar plenamente en las manos del Señor. Renovar el compromiso con Cristo significa reconocer nuestra dependencia de Él y desear profundamente vivir según Su voluntad. Cuando nos rendimos a Dios con sinceridad y humildad, Él responde dándonos Su Espíritu.

El Espíritu Santo, una vez recibido, transforma nuestra vida. Nos llena de paz, gozo y fuerza espiritual, nos guía en cada decisión y nos capacita para vivir una vida que refleje la santidad de Cristo. Además, el Espíritu Santo nos equipa con dones espirituales, como la capacidad de servir al prójimo y anunciar el Evangelio con poder.

La promesa del Espíritu Santo no es una realidad lejana, sino que está al alcance de ti hoy. Si te rindes a Él y renuevas tu fe, el Espíritu de Dios puede renovar tu vida y darte un nuevo poder espiritual.