Tráigalos de Regreso: Devociones de Tiempo de Gracia Muestra

El Corazón de Dios: La persuasión Cuando Dios comisionó a Moisés para que lo representara ante el faraón de Egipto, el valor de Moisés falló; tuvo miedo de hablar porque sabía que en sí y por sí mismo, nunca podría cambiar la mente y las actitudes del hombre más poderoso del planeta. Es posible que usted tenga la misma aprensión para hablarle a otra persona con el fin de traerla de regreso. Tal vez quisiera saber más de la Biblia; quizás no tenga práctica en dar testimonio de su fe; quizás no sea un buen orador o no lo hace bien bajo presión. Relájese, no es su poder de persuasión el que lo hará: “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). Dios escuchó los temores de Moisés y lo encargó de todos modos. Se comprometió a poner sus propias palabras en la boca de Moisés. No tiene que ejercer mucha presión sobre usted para ser convincente, contundente, poético o académico; solo anuncie las grandes cosas que Dios ha hecho. Hable del gran amor de Dios incluso para los rebeldes necios. Permita que sea el poder persuasivo de Dios, no el poder de usted, el que obra en el corazón y en la mente de una persona.El Corazón de Dios: La persuasión Cuando Dios comisionó a Moisés para que lo representara ante el faraón de Egipto, el valor de Moisés falló; tuvo miedo de hablar porque sabía que en sí y por sí mismo, nunca podría cambiar la mente y las actitudes del hombre más poderoso del planeta. Es posible que usted tenga la misma aprensión para hablarle a otra persona con el fin de traerla de regreso. Tal vez quisiera saber más de la Biblia; quizás no tenga práctica en dar testimonio de su fe; quizás no sea un buen orador o no lo hace bien bajo presión. Relájese, no es su poder de persuasión el que lo hará: “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). Dios escuchó los temores de Moisés y lo encargó de todos modos. Se comprometió a poner sus propias palabras en la boca de Moisés. No tiene que ejercer mucha presión sobre usted para ser convincente, contundente, poético o académico; solo anuncie las grandes cosas que Dios ha hecho. Hable del gran amor de Dios incluso para los rebeldes necios. Permita que sea el poder persuasivo de Dios, no el poder de usted, el que obra en el corazón y en la mente de una persona.