Tu Gracia FueMuestra

Hay dos palabras hebreas que son diferentes para referirse a “vergüenza”. Una es bosheth, el tipo de vergüenza que sentimos cuando el peso de nuestros pecados y errores salen a la luz. Y la otra es kalam, la vergüenza que sentimos cuando somos, valga la redundancia, avergonzados, rechazados o heridos por alguien cercano a nosotros.

Bosheth describe perfectamente la forma en que Adán y Eva cayeron en el jardín cuando pecaron por primera vez en contra de Dios y buscaron hojas de higuera para poder cubrir sus cuerpos. También es la vergüenza o culpa que sentimos cuando desobedecemos a Dios o por nuestras acciones pecaminosas del pasado. Todos sabemos lo que se siente tener la vergüenza de kalam, cuando un amigo o familiar nos daña, nos habla con desprecio, o habla mal de nosotros con alguien más. La primera vergüenza es la que sentimos cuando lastimamos a alguien, pero la segunda es cuando nos sentimos heridos por alguien más. En el curso de la humanidad, nuestra historia puede ser resumida por estos dos tipos de significados de las palabras hebreas que se refieren a “vergüenza”.

Cuando Jesús vio hacia la cruz, no se preocupó por el dolor que le estaba esperando, sino por la vergüenza. La vergüenza de todos nuestros pecados y la vergüenza por el rechazo de los demás. Toda esa VERGÜENZA es lo que Jesús intercambió por nosotros en la cruz, para que abundemos en Su GLORIA.

Que sea esta nuestra oración: Jesús, me has limpiado de toda vergüenza, culpabilidad y sentimientos indignos, gracias al sacrificio que hiciste en la cruz. Me has coronado en Tu gloria y has borrado todo mi pasado. Gracias por soportar la vergüenza en la cruz en mi lugar para que pudiera vivir en la luz de Tu gloria. La recibo, y recibo también tu gozo, en el nombre de Jesús.